Lo que no rima, engorda: llega el rapero chef

“La sola idea de ver su cara de culo devorando ruidosamente comida atroz y contando gilipolleces al tiempo que dice que está delicioso es la mejor manera de sacarme de mis casillas”. Quien escupe esto es Genesis P-Orridge (líder de Psychic TV) y la diana de sus dardos es Action Bronson, rapero, chef, estrella televisiva y coautor, junto a Rachel Warthon, del libro Fuck, that’s delicious: an annotated guide to eating well (Joder, esto está delicioso: una guía anotada del buen comer), editado por Abrams.

Bronson (Nueva York, 1983), de padre albano y madre estadounidense, creció en Queens a base de comida jamaicana, china, india, española, hondureña, albanesa… Su padre tenía un restaurante y él parecía condenado a pelar patatas toda su vida pero, cuando se rompió una pierna, la música, que hasta entonces era un simple pasatiempo, se convirtió en algo más. Y lo petó.

Ahora este señor de barba y silueta generosas es un showman que combina sus dos pasiones favoritas: menearse en un escenario y zamparse todo lo que se le ponga por delante allá donde el rap le lleve. Y gracias a su álter ego rapero acabó teniendo un espectáculo sobre delicias internacionales en Viceland (el canal de televisión de la revista Vice).

De Jamaica a España, pasando por Marruecos o Japón. Bronson no le hace ascos a nada, como demuestra en este libro. Desde bolsas de cereales (que se come de una sentada) a chankonabe (la comida típica de los luchadores de sumo), pasando por toda clase de pot pies, bagels, alitas de pollo, sándwiches, falafels, pastramis…

Fuck, that’s delicious es un recorrido por el cerebro de Bronson, o lo que es lo mismo, por la comida más desprejuiciada y suculenta del planeta. Y, lo mejor de todo, o lo peor según se mire, es que podrá cocinar estas recetas en casa. Y al ritmo de su nuevo disco: Blue chips 7000. No respondemos por sus arterias, ni por su báscula.

En el prólogo, Mario Batali llama a Bronson el Leonardo da Vinci de la cultura pop. Quizás por eso, el rapero gourmet extiende sus consejos culinarios a campos tan íntimos como el baño: “Si no tienes revistas, a ser posibles gastronómicas, no tenemos nada que hacer tú y yo. Leer en el baño es básico”. Capítulo aparte merece su repaso por las herramientas de limpieza dental.