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Porque lo digo yo
Columna
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Bala perdida

Que le encuentren munición a tu hija en el control del aeropuerto es un trance

Jacinto Antón
Una bala de 9mm.
Una bala de 9mm.

Mi hija veinteañera dio una dimensión nueva el otro día a la expresión "bala perdida". La pillaron en un aeropuerto polaco con un proyectil de 9mm parabellum al pasar el control. Se montó una buena.

Viajábamos en formato familia y cuando la pararon y le pidieron que abriera el equipaje de mano pensamos que la niña se había dejado dentro un botellín de agua o llevaba más cremas de las permitidas, lo clásico, vamos. Al arremolinarse nerviosamente media docena de policías a su alrededor empezamos a tragar saliva. Uno de los agentes tomó la bala entre el pulgar y el índice y la exhibió de manera teatral. Observé que estaba sin percutir, o sea que era una bala con todas las de la ley, si se me permite la expresión.

El enfado se me fue diluyendo a medida que me daba cuenta de que el problema era de órdago. El protocolo exigía aislar a la infractora y proceder a un interrogatorio muy serio. Me situé junto a la puerta de las dependencias en que la recluyeron y adopté la pose de padre decente, afligido, cabreado, espantado y dispuesto a colaborar, todo a la vez, mientras me daban vueltas por la cabeza imágenes de El expreso de medianoche.

Las cosas tardaron en aclararse. La bala la había encontrado mi hija en un descampado en el Maresme y la guardaba como amuleto, angelito. Pensaba que era solo un casquillo usado. Me entraron temblores al saber que la había llevado consigo en varios viajes, incluidos sendos a Tailandia y Abu Dabi. El Señor en su magnanimidad quiso que cuando se la encontraron estuviera su padre. Uno no va de atentado con su padre, imagino. Por otro lado es difícil atacar con una única bala, ni que seas Chacal, y menos sin arma. Parecieron entenderlo así finalmente los policías aunque se tomaron su tiempo. Por los pelos pudimos abordar el vuelo. Con todo el jaleo nadie se dio cuenta de las dos réplicas a escala de espadas famosas, la de Sobieski y la de Sikorski, que yo llevaba en el equipaje de mano. ¡Vaya familia!

 

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Sobre la firma

Jacinto Antón
Redactor de Cultura, colabora con la Cadena Ser y es autor de dos libros que reúnen sus crónicas. Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona y en Interpretación por el Institut del Teatre, trabajó en el Teatre Lliure. Primer Premio Nacional de Periodismo Cultural, protagonizó la serie de documentales de TVE 'El reportero de la historia'.

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