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Lo que un cambio de regla puede decir de una enfermedad

La mayoría de veces son benignos, pero está bien que los tengamos controlados

Amy Guip/ Getty Images

Tu regla siempre ha funcionado “como un reloj” y, de repente, se retrasa unos días ­–y has descartado el embarazo–. O, por el contrario, aunque no eres muy regular, has notado que tu última menstruación ha sido más larga o más abundante que de costumbre. “¿Debería preocuparme?”, te preguntas.

"Muchas mujeres vienen a la consulta asustadas por este tema, pero es lo más normal del mundo", nos explica la ginecóloga Virginia Rodríguez, del Hospital Universitario Santa Cristina de Madrid.

Según Virginia Rodríguez, hay varias razones para que nuestro ciclo menstrual se vea alterado sin que haya enfermedades. El estrés, por ejemplo, puede provocar un cambio en el hipotálamo, que regula la hipófisis –una glándula endocrina que genera hormonas– y que, por lo tanto, puede afectar a la función del ovario. "Lo normal, pues, es que las alteraciones se deban a los cambios fisiológicos secundarios al estrés", señala Rodríguez.

Otras causas que podrían afectar temporalmente a los ciclos menstruales, sin que sean particularmente graves, son alteraciones puntuales en el tiroides, un aumento de la prolactina u otros temas de tipo hormonal. Sea como sea, no habrá que preocuparse por los cambios ligeros en la periodicidad o en la cantidad de nuestra regla siempre y cuando no se mantengan más de tres menstruaciones o vayan asociadas a otros síntomas como sofocos, malestar, presión pélvica, cambios en el olor del flujo, fiebre o molestias en las relaciones sexuales.

Recordemos que, aunque como norma general se considera que el ciclo de la mujer dura 28 días, entra dentro de la normalidad cualquier variación entre los 21 y los 35 días. Y, dentro de ese rango, no siempre se repite el mismo patrón. Es decir, no pasa nada si un mes dura 28 días, al mes siguiente dura 30, y al mes siguiente dura 26.

Entonces, ¿en qué casos deberíamos acudir al especialista? Además de los cambios significativos prolongados, según las expertas consultadas, deberíamos prestar especial atención a las alteraciones en:

¿Y cuáles son los problemas más comunes que suelen esconderse detrás de estos síntomas? No es sencillo determinar, en un primer momento, a qué diagnóstico pueden deberse. "El ser humano es un elemento completo, por eso es difícil", nos recuerda Virginia Rodríguez.

Pero, por ejemplo, "un cambio en la cantidad de sangrado suele ir asociado a un problema en el aparato genital interno, como los miomas, que son la patología benigna más común en la mujer", añade Rodríguez.

Los miomas son pequeñas masas de tejido que aparecen en el útero y que, según la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia, afectan al 70% de las mujeres en algún momento de sus vidas, aunque sólo un 0,5 % llega a desarrollarse por células cancerígenas.

Que nuestras reglas siempre hayan sido irregulares podría estar motivado por el ovario poliquístico, una enfermedad que produce alteraciones en el eje hipotálamo-hipófisis-ovario. "Las pacientes con este problema pueden tener reglas cada 40 días, otro ciclo cada 11... Ahí hablamos de irregularidad".

Como ocurre con otras enfermedades ginecológicas, las consecuencias del ovario poliquísitico pueden ser muy diferentes entre las mujeres, dependiendo del grado que tengan. En los casos más leves, puede provocar problemas para quedarse embarazada. Sin embargo, en los casos más severos, puede traernos infertilidad, obesidad, aumento del vello corporal y un mayor riesgo de que suframos enfermedades como el cáncer de ovario o diabetes.

Ante los problemas que esta patología provoca en la fertilidad, Rodríguez recuerda que, si se quieren tener hijos, en estos casos, es mejor no retrasar la maternidad. "A pesar de que hoy en día no tenemos facilidades a nivel laboral", lamenta la experta.

Otra enfermedad ginecológica que puede llevar aparejados problemas de fertilidad es la endometriosis, cuyo principal síntoma -aunque varía mucho según las mujeres- es el aumento del dolor. Esta enfermedad, que según la Guía de atención a las mujeres con endometriosis en el Sistema Nacional de Salud afecta a entre un 10% y un 20% de la población femenina en edad fértil, se produce cuando el tejido que recubre el interior del útero crece fuera de su localización normal. Y, en sus casos más severos, puede ser incapacitante por sus intensos dolores.

Otra enfermedad que puede detectarse a través de un comportamiento anormal de la regla son los tumores del cuello del útero o del interior, porque suelen estar acompañados del sangrado fuera fuera de la menstruación. Según un informe de la Sociedad Española de Oncología Médica, los tumores de útero son los cuartos más frecuentes en las mujeres, con una incidencia de, aproximadamente, el 6%.

Pilar Miranda explica que la mayoría de las veces cualquiera de estos cambios es benigno, pero es recomendable “saber qué pasa y por qué”. En cualquier caso, lo fundamental es conocerse a una misma y a su regla para notar cuándo algo va bien y cuándo va mal. Porque lo más importante, según las expertas, es que la menstruación de cada mujer siga un patrón similar a lo largo los meses, aunque no se ajuste a lo que se considera normal.

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