La solución definitiva al “tengo el armario lleno de ropa y nada que ponerme”
La clave está en limpiar a fondo e imponerse un tope de prendas
La lista de pecados que se esconden tras las puertas de un ropero puede ser infinita: esa camiseta que compraste en unas rebajas porque mira qué precio más bueno y solo te has puesto un par de veces, esos vaqueros que aparecen de repente en un cajón y ni siquiera recordabas que tenías... Dinero arrojado, no a la basura, pero sí al fondo del armario.
Hay, sin embargo, luz al final de ese túnel de ropa que abarrota armarios y cajones. Mientras la gurú del orden Marie Kondo triunfa en todo el mundo con su método para organizar nuestras vidas y los expertos avalan las bondades de vestir siempre igual a lo Mark Zuckerberg y sus camisetas grises, hay un término que se repite cada vez que toca hacer cambio de estación: el armario cápsula.
La idea consiste en crear un armario con un número limitado de prendas de calidad y lo suficientemente versátiles y coordinadas entre sí como para que permitan infinitas combinaciones y las tengamos en activo durante muchos años. El concepto surgió en los setenta cuando Susie Faux abrió su boutique Wardrobe en el West-End londinense y puso en práctica la idea con sus clientas. Una década después, la diseñadora Donna Karan lanzaba una colección cápsula de siete piezas básicas pensadas para ayudar a las mujeres trabajadoras a sobrevivir en cualquier situación.
En los últimos años, los blogs y las redes sociales han recuperado el armario cápsula, quizás al calor de la crisis económica o quizás en sintonía con esa ola minimalista que los expertos vinculan con la generación millennial. La lista de ventajas, dicen quienes lo han probado, es larga: ahorra espacio y dinero, es un antídoto contra las compras compulsivas, contribuye a reducir nuestro impacto medioambiental e incluso el estrés que produce ver un armario a rebosar de ropa que nunca te pones…
Estos son los pasos para conseguir un armario cápsula:
Elige un número de prendas
Sobre este punto no hay un consenso, más allá de que es necesario reducir el número de prendas (y ser estricto con la cifra que elijas) en el armario. La idea original de Susie Faux lo limitaba a una docena de piezas, mientras que el blog Project333, uno de los más veteranos y seguidos, propone elegir 33 prendas para tres meses. Caroline Rector, fundadora de Un-Fancy, otro de los blogs responsables de este resurgimiento del armario cápsula, apuesta por 37, aunque ella misma reconoce que tras sus primeros intentos decidió ser flexible con el número.
Purga sin piedad
Todo armario cápsula tiene que empezar con una limpieza a fondo del armario real. Hay que sacar toda la ropa para identificar qué se queda y qué se va. Los métodos para hacer esta clasificación son múltiples, pero básicamente consiste en separar las prendas en tres categorías: las que te pones muy a menudo y sabes que te quedan bien (se quedan), las que te pones de vez en cuando y dudas sobre si te quedan bien (en cuarentena) y las que no te pones porque te quedan mal, están desfasadas, ya no te gustan o están viejas (se van).
El objetivo es que, al final del proceso, toda la ropa que tengas pertenezca al primer grupo. Las precursoras de esta técnica son claras: tienes que ser sincero contigo mismo y no puedes tener piedad. Las excusas de “esto me lo quedo porque hace meses que no me lo pongo pero seguro que me vuelve a gustar/se vuelve a llevar/igual algún día averiguo cómo combinarlo” no valen.
Sobrevive (solo) con lo que tienes
El objetivo del armario cápsula no es hacer hueco para comprar ropa nueva, sino limitar lo que ya tienes y quedarte solo con lo que sabes que vas a utilizar. Eso te obliga a ser creativo y buscarle más de una vida a las prendas. También te prepara para el siguiente paso…
Limita y racionaliza las compras
Vivir durante un tiempo con un armario reducido en el que hace meses que no entra nada nuevo te ayuda a identificar qué huecos quedan por tapar. Al volver a comprar, sabrás qué prendas necesitas realmente, en lugar de las que simplemente quieres, y buscarás que duren y que se ajusten a lo que ya tienes. El armario cápsula destierra las compras impulsivas e irracionales de ropa que nada tiene que ver con tus gustos o con tu estilo de vida: adiós a comprar esos pantalones rojos que se llevan tanto pero no te pegan con nada o a hacerte sin pensar con camisetas que no sabes cuándo ponerte porque al trabajo debes ir con ropa más formal. Y recuerda que por cada cosa nueva que entra, algo debe salir para mantener el equilibrio.
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