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Tentaciones

El rapero disléxico que da clases de cocina y telonea a Kate Tempest

Nada de pistolas, billetes y joyas. Las canciones de Loyle Carner, embajador del perfume Y de Yves Saint Laurent, hablan de emociones y amor familiar

Loyle Carner es todo lo opuesto a lo que imaginamos de un rapero famoso. En lugar de ser el matón, en la escuela era víctima de bullying. En sus temas no habla de fajos de billetes, sino del amor a su familia. Y hasta organiza talleres de cocina en el barrio del sur de Londres en el que creció para niños con dificultades de aprendizaje. A pesar de esa imagen del nerd de la clase, a sus 22 años ha sido telonero de Kate Tempest y es la gran esperanza del hip-hop británico. ¿Otro logro? Ser uno de los embajadores de Y de Yves Saint Laurent, la nueva fragancia masculina llamada a seducir a millennials. "He tenido un montón de control creativo en la colaboración. No es algo que pase todos los días", explica Carner en un encuentro en Nueva York.

Con su primer álbum, Yesterday’s gone, un mix de rap con toques de jazz y gospel, Carner pone cara al confessional hip-hop, una etiqueta que le encaja porque "habla de contar lo que sientes y de sentirte libre para hacerlo". Así, no tiene reparo en ajustar cuentas con su padre biológico (lo hace en The isle of Arran), en dedicar versos a su madre —que le aficionó a Bowie y a Bob Dylan— o en llorar la pérdida de su padrastro. "A raíz de su muerte me puse a escribir más. Había cosas que tenía que sacar de dentro de mí", nos cuenta.

Carner también ha conseguido hacer alarde de lo que otros considerarían un hándicap. Bueno, dos: su dislexia y su Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH). "No creo que fuese rapero si no hubiese tenido TDAH. Ha influido en lo que yo quería expresar. Y con la dislexia me acabé dando cuenta de que fue una bendición: ha tenido que ver en mi capacidad de escribir canciones".

Por cierto, Carner también le da al cine. Ha dirigido vídeos de sus canciones y, estudió arte dramático en Londres. En la misma escuela que consagró, musicalmente, a Amy Winehouse y Adele. "Quién sabe, quizás acabe siendo el próximo James Bond", bromea.

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