Rigola o la confusión
Àlex Rigola dimite como director artístico de los Teatros del Canal de Madrid. Este es el titular de la noticia. ¿Qué le habrán hecho al afamado director de la obra de Roberto Bolaño 2666 —y cito sus palabras: “Es el proyecto más ambicioso al que me he enfrentado”— los espectadores? ¿No es a ellos a los que dirige su trabajo escénico? ¿Por qué les priva de su genialidad? ¿Son acaso responsables políticos o policiales de algo? No me lo parece. Si la inteligencia y el talento se quedan desnudos ante los actos movidos por la rabia o los sentimientos de un instante... si en los momentos cruciales la inteligencia y el talento no dan luz es que no sirven, ¿para qué sirven entonces? ¿Solo para distraernos en los momentos en los que la democracia cumple su más importante ley, es decir, ser aburrida? Si somos lo que hacemos, hay que contar hasta cien varias veces antes de que los impulsos nos sitúen en una realidad en la que ya no sabremos cómo retroceder. Apelo a Machado: “Al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar”. Andemos con precaución, ya que andamos por territorio minado.— Pere Sureda.
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