Sí a la ropa sin género, ¿pero vestirías a tu hijo de princesa de ‘Frozen’?
Varias marcas apuestan por crear colecciones sin distinción entre niños y niñas para dar respuesta a una demanda creciente
La ropa unisex va ganando espacio en las tiendas, especialmente en las pequeñas e independientes, cubriendo una demanda cada vez mayor a los padres, la de criar a sus hijos alejados de los binomios rosa y azul o superhéroes y princesas. En ese sentido, cada vez es más habitual ver a niñas con ropa de la sección de niños, pero dar el paso en la otra dirección sigue siendo difícil, como demuestran las críticas recibidas por famosas como Megan Fox, Adele o Charlize Theron por dejar que sus hijos se vistan de princesa. Para Paula Martos, doctora en historia, madre de dos hijos y autora del blog Historia feminista, la respuesta está clara. “Hay que respetar las decisiones de los niños. A mi hijo le encanta el vestido de Frozen y mientras le guste y lo pida, se lo seguiré poniendo”.
En 2016, un vídeo protagonizado por una niña de ocho años llamada Daisy Edmonds se convertía en un fenómeno viral. El vídeo en cuestión se desarrollaba en Tesco, unos conocidos grandes almacenes de Reino Unido, y mostraba cómo Daisy se cuestionaba por qué a los niños se les ofrecen prendas con frases que hacen referencia a aventuras y diversión y a las niñas mensajes vacíos como “Hey”, “Bella” o “Me siento fabulosa”. “Es un error, ¿por qué la ropa de chicos y la de chicas tiene que estar separada? Si somos iguales…”. Y terminaba colgando perchas con ropa “de niños” en los percheros destinados a las niñas como reivindicación. A día de hoy, cuenta con más de dos millones de reproducciones y casi 2.000 comentarios solo en Facebook.
No son pocas las denuncias que en los últimos diez años se han producido en redes sociales reclamando la retirada de campañas publicitarias o productos dedicados al público infantil y juvenil que perpetuaban estereotipos de género. Y cuando nos referimos a esa perpetuación no solo hablamos del manido binomio rosa y azul, sino también del tipo de prendas y de los estampados y mensajes, como hemos visto en el caso de Daisy. Para Alba Alonso Feijoo, profesora y autora del proyecto por la igualdad de género en la infancia RealKiddys, los colores y los motivos de la ropa no deberían marcar nada porque “solo son eso, colores y motivos”. Sin embargo, cuando los asociamos con unas determinadas ideas se convierten en mundos muy diferenciados y, por tanto, limitados: “Este tipo de asociaciones se llevan a cabo en el mundo de la ropa infantil pero también en el de los juguetes, los cuentos, con sus roles y escenarios, y en el ocio. Todo esto, unido a la cantidad de publicidad y mensajes con los que nos bombardean los medios de comunicación, hace que niños y niñas acaben viviendo en mundos diferentes. Lo triste es que estos mundos no atienden a sus talentos innatos y pasiones, sino a lo que la sociedad considera que es correcto para ellos según su sexo”.
La historiadora norteamericana Jo B. Paoletti lleva casi 40 años investigando y escribiendo sobre diferencias de género en la moda de Estados Unidos. Suyos son los títulos Pink and Blue: Telling the Girls from the Boys in America (2012) y Sex and Unisex: Fashion, Feminism, and the Sexual Revolution (2015), en los cuales aborda el tema de los estereotipos a través de la vestimenta. Según Paoletti, “los niños aprenden y aplican estereotipos de todo tipo, incluyendo el género, a sí mismos y a otros”. Cuando le preguntamos cómo cree que influye separar la ropa “para niño” y “para niña” ella incide en que esa división tiene consecuencias: “Los estereotipos les animan a juzgar a los demás. Cuando su hijo oye decirle a alguien que determinado juguete o ropa es "de niño", ¿qué se supone que debe pensar de su compañero de juego que no es como él?. Los estereotipos, además, alientan formas simplistas de ver un mundo complejo, de forma que nos ayudan a tomar decisiones rápidas en situaciones confusas o caóticas, con el inconveniente de que las decisiones rápidas no siempre son las correctas. ¿Qué le servirá más a su hijo para aprender a llevarse bien con otras personas: un pensamiento simple o un pensamiento complejo?”.
Para la historiadora, muchos de nuestros estereotipos de género son “superficiales, arbitrarios y sujetos a cambios”, por lo que considera que “elevar los estereotipos al nivel de ley natural es absurdo”. Además, según Paoletti, aunque podamos pensar que los estereotipos pueden ser adorables en un niño de cuatro años, debemos preguntarnos qué pasaría si los trasladáramos a adolescentes, adultos y ancianos. Por eso, sentencia que antes de dejar que nuestros hijos adopten un estereotipo, debemos pensarlo muy bien.
Educar sin estereotipos
En este sentido, ¿sirve la ropa unisex como herramienta educativa para luchar contra los estereotipos de género? Yolanda Agudo, profesora de Sociología de la UNED experta en cuestiones de género, opina que “siendo optimistas podemos pensar que sí y todo esfuerzo que se haga será socialmente fructífero para ir rompiendo con los estereotipos de género, tan arraigados culturalmente”, pero advierte de que “es difícil erradicar los mecanismos ideológicos que han perdurado durante tanto tiempo favoreciendo los sistemas de las relaciones de género”.
Nuestro papel como padres pasa, para Alba Alonso, por normalizar que unas prendas u otras no son exclusivas de un género: “A mí me gusta ofrecerle a mi hijo camisetas o sudaderas de la sección dirigida a las niñas. Entiendo que no le gusten, porque la sociedad le está contando que eso no es para él. Sin embargo, la lección que está recibiendo es que si quisiera podría acceder a ellos, que no es exclusivo de las niñas. Con mi hija hago exactamente lo mismo. Tengo que reconocer que en este caso es más sencillo porque para una niña acceder al mundo masculino se considera como algo positivo, como subir de categoría. Con el niño es todo lo contrario. Es genial que ella vaya de Batman, pero no se ve tan genial que él vaya de BatWoman”. Esto lo vimos recientemente en el caso de Noah, el niño al que el parque de atracciones Disneyland París prohibió su sueño de ser princesa por un día con el argumento de que era una actividad "solo para niñas".
Según Yolanda Agudo, la primera fase de la vida “es trascendental en cuanto a la interiorización de roles y valores culturales, mecanismos de identificación donde los niños y las niñas se empapan de todo su entorno social”. Por ello, aunque reconoce que “formamos parte de un sistema social más complejo”, siempre podemos educar desde casa en la igualdad, no conformándonos con la igualdad formal “sino apostando por la igualdad real, contribuyendo a modificar los valores y patrones culturales sexistas y transmisores de los estereotipos de género que establecen cuáles son los roles sociales tradicionales atribuidos a varones y mujeres”.
Moda infantil unisex made in Spain
Varias marcas de ropa infantil están apostando desde hace varios años por crear colecciones unisex para dar respuesta a una demanda creciente de la sociedad. El caso más reciente ha sido el de la cadena Jhon Lewis, que ha eliminado la división entre niños y niñas de sus tiendas y ha creado una línea de ropa unisex; algo que la experta en historia de la moda y género Jo B. Paoletti ve como positivo porque significa que “los padres y los niños están exigiendo más opciones”.
De la misma opinión es Marina Subirats, catedrática emérita de Sociología de la Universidad Autónoma de Barcelona especializada en temas educativos y de género, quien considera una “excelente” noticia que las marcas de moda infantil “vayan borrando la tiranía que impusieron de las diferencias de colores y la "moda rosa" para las niñas”. Considera Subirats que hacer distinciones en la vestimenta es “una manera de comenzar a marcar a las niñas para que vayan encaminando su identidad hacia las princesas y la imagen sexy (que tanto daño está haciendo a las nuevas generaciones)”. Eso sí, señala que, puesto que se trata de una manera de regresar a los estereotipos tradicionales de género femenino a través de la seducción, y no de la represión, como se ha venido haciendo en la historia, “la niña está indefensa, no puede construir barreras”. Por ello, desde el punto de vista de la que fuera directora del Instituto de la Mujer entre los años 1993 y 1996, hay que ir “hacia la desaparición de los géneros (no de los sexos) eliminando todas estas diferencias que aparentemente son inofensivas, pero que llevan aparejada la construcción de una jerarquía de sexo/género que se mantiene en la sociedad y que tanto nos cuesta eliminar a las mujeres”.
En España, sin ir más lejos, firmas como Lötiekids, nacida en Barcelona hace cinco años de la mano de Carol Clotet y David Núñez, surgieron con una filosofía muy clara: diseñar productos unisex, atemporales, creativos, cómodos y de calidad. También comprometidos con la sostenibilidad y la seguridad: “Fabricamos 100% en Barcelona bajo estándares de alta calidad y comprometidos con el medio ambiente y la seguridad de los niños”, explica Núñez.
Para los fundadores de Lötiekids, “unisex” era un concepto que como marca han asumido desde la normalidad: “Huimos tanto en lo personal como en nuestra marca de los estereotipos del azul/rosa, lo cual no quiere decir que no se puedan utilizar estos colores, pero preferimos siempre colores lavados y no muy marcados, más fáciles de interpretar como unisex y estampados que no se ciñan a las mariposas o los camiones”. Opinan que desde que empezaron hasta ahora ha habido una evolución y ven con optimismo la creación de las Concept Stores de moda infantil en las que “la ropa ya no está separada por género y no suele haber prendas con un género muy marcado ni con mensajes sexistas”.
Otra apuesta por la igualdad, sin diferenciar entre sexos, es la de Piñata PUM, nacida en 2013 con el compromiso de “ofrecer ropa desenfadada y cómoda, llena de color y de diseños originales, divertidos y unisex”. Para Andrea, una de las creadoras de la marca, su apuesta no se basa en crear diseños y patrones para vestir a un niño andrógino ni crear una línea de básicos, sino “crear una marca completa con la idea de que ambos sexos compartan todo el colorido y la comodidad” de sus diseños. No sienten en Piñata PUM que el mercado español esté aún al nivel de países como Holanda, su principal mercado, o Alemania en lo referente a estereotipos y opinan que “los tradicionales vestidos rosas con lazos para niñas y pantalones marineros para niños hasta las purpurinas y lentejuelas versus superhéroes” siguen alimentando esa diferenciación entre el mundo de las niñas y el de los niños.
Más reciente es la apuesta de Maria Palos y Alba Luna Segura, que hace poco más de un año lanzaron Blå Clothing, con la misma idea: “que la ropa con la que vestimos a nuestros hijos no refleje su género”. Pese a su reciente creación, ya han presentado tres colecciones en ferias de París y de Londres, y esto, dice Maria, les ha servido para comprobar que, si bien en España todavía se trata de algo minoritario, comienza a haber conciencia en este sentido en el resto de Europa. “Muchas veces nos encontramos con las dificultades derivadas de no hacer vestidos o de no utilizar prendas que sigan los patrones ‘estándar’ de la ropa infantil, pero creemos que eso irá cambiando necesariamente y que serán cada vez más los padres que busquen este tipo de moda infantil y que quieran vestir con ella a sus hijas e hijos”.
Alba Alonso se mantiene cauta con respectoa las marcas que apuestan por prendas unisex: “Tienen un público objetivo concreto y funcionan muy bien para aquellos que aborrecemos tener dos únicas opciones. Sin embargo, nuestros hijos e hijas siguen demandando el mundo azul y rosa porque ese es el que ven a su alrededor, el que consideran correcto para ellos según su sexo. Por eso no se ha de negar, pero si dialogar, explicar y siempre ofrecer más colores para poder así obsequiarlos con más mundos”. Mundos en los que poder ser niños sin distinción.
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