_
_
_
_
Porque lo digo yo
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Tormenta en Formentera

Hacía falta mucho valor para ir a echar un vistazo durante el temporal en la isla

Rayos en Andratx (Mallorca), durante la tormenta de la pasada semana.
Rayos en Andratx (Mallorca), durante la tormenta de la pasada semana.Cati Cladera (efe)
Jacinto Antón

Quisiera poderles explicar en primera persona y con detalles muy emocionantes la tremenda tormenta que nos asoló en Formentera el miércoles poniendo las vacaciones patas arriba. En plan “yo estaba ahí”, porque estar, estaba. Pero ni todo mi prurito profesional que es mucho (y me ha causado más de un disgusto) logró que yo fuera mucho más allá del porche de mi casa con la que estaba cayendo. Una tromba de agua se desplomaba del cielo que tenía el color del vientre de una caballa muerta (sinceramente, ni idea de cómo es el vientre de una caballa muerta, pero no negarán que suena alarmante). “En cala Saona los barcos son arrojados contra la playa y las rocas”, comentaban las niñas mirando los mensajes y los acongojantes vídeos que les llegaban a los móviles. “Velero hundido en el puerto”. El cuerpo me pedía ir a verlo (¡la Savina convertida en Pearl Harbour!) y marcarme una columna de Pulizter, pero intente usted atravesar una tormenta como esa en bermudas y abarcas. La cosa exigía el traje de aguas de Joshua Slocum o al menos un chubasquero de Pescanova.

Me puse a contar mentalmente las provisiones que teníamos y me entró un escalofrío al recordar que había dejado bajadas las ventanillas del coche: iba a tener que achicar más que George Clooney en el palangrero de La tormenta perfecta. Los caminos alrededor de casa se habían convertido en desenfrenados torrentes y una corriente turbia y embarrada, entreverada de cosas muertas, amenazaba con arrastrarnos hacia el mar. Observé pasar una chancleta y un trozo del cartel indicador del chiringuito Pelayo que debía haber bajado navegando desde la carretera y en el que viajaba aterrada una cigarra. Nos habíamos convertido en una isla azotada por los elementos dentro de la isla azotada por los elementos. Cayó un rayo acompañado de un trueno pavoroso y se fue la luz. “¡Eh, periodista!, ¿no deberías ir a dar una vuelta a ver qué pasa?”, pregunto insidiosamente desde la ventana de su casa Evelio Puig, el vecino. “¿No os pagan por eso?”. Mis hijas levantaron un momento la mirada de los teléfonos, movieron de un lado a otro la cabeza y volvieron a lo suyo. Eché un vistazo alargando el cuello. El cielo no es ya que tuviera color de vientre de caballa muerta es que parecía que me iba a caer encima. Las noticias seguían llegando —los veleros varados en cala Saona eran ocho, el muelle de carga de la Savina estaba bloqueado por el naufragio, dos yorkshire terrier habían sido atropellados en Ibiza cuando huían despavoridos por el temporal— , y ninguna era mía. En el centro de la tormenta, yo no tenía nada.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Jacinto Antón
Redactor de Cultura, colabora con la Cadena Ser y es autor de dos libros que reúnen sus crónicas. Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona y en Interpretación por el Institut del Teatre, trabajó en el Teatre Lliure. Primer Premio Nacional de Periodismo Cultural, protagonizó la serie de documentales de TVE 'El reportero de la historia'.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_