Pura crueldad
He tenido conocimiento a través de la televisión de la existencia de lo que, al parecer, es una tradición en Valencia. Se trata de los caballos de tiro y arrastre, una práctica que consiste en conseguir que estos animales carguen con un peso muy por encima de su capacidad. Para obligarles, se les azota y se les golpea en la cabeza, en la barriga y en los testículos. Puro salvajismo que además recibe subvenciones de miles de euros. Sentí vergüenza de lo que es capaz de hacer el ser humano, y una rabia infinita. Por favor, tenemos que parar esto ya. Hay que dejar de llamar fiesta y tradición a la tortura y poner fin a esta barbaridad.— Ana Marta Vior Martínez. Oviedo.
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