Emmanuelle Seigner y otras actrices francesas que se creen cantantes
Vanessa Paradis, Julie Delpy, Jane Birkin… La protagonista de 'Reparar a los vivos' es solo una de las muchas intérpretes que también graban discos
Es un fenómeno que casi podríamos considerar como exclusivamente francés, que no se da en ninguna otra parte del mundo, cuyo motivo es de origen desconocido y se va contaminando de generación en generación, como si se tratara de una especie de tradición que hay que cumplir a rajatabla. Se trata de las actrices que se reconvierten en cantantes y que, en algún momento de sus carreras, se ponen al micrófono para grabar un disco o interpretar una canción.
No falla. A todas en algún momento dado les ha entrado el gusanillo de subirse a un escenario para entonar una melodía sin importar sus cualidades vocales. Da igual que canten mejor o peor. Basta con susurrar de esa forma genuinamente francesa y tener una presencia chic & charmant.
Una de las últimas en apuntarse a esta moda es Emmanuelle Seigner, que este mes estrena la película Reparar a los vivos. Su caso es especialmente significativo si tenemos en cuenta que poco a poco ha ido desvinculándose de su carrera como actriz y espaciando sus intervenciones para dedicarse a cultivar su faceta musical. La mujer de Roman Polanski, además de participar en las películas de su marido (pronto la veremos en D’après une histoire vraie) se ha dejado ver muy poco últimamente en las pantallas de cine y sin embargo entre los años 2010 y 2013 ha grabado dos fantásticos álbumes, “Dingue” y “Distant Lover”. Comenzó en el mundo de la música en 2007 junto a la banda Ultra Orange y desde ese momento ha intentado trasladar su actitud inconformista y su talante provocativo y descarado a todo un repertorio de temas venenosos y sin imposturas en los que destila aromas punk y oscuridad electro-rock a ritmo de guitarras herederas del garaje setentero. Se ha marcado un tema con Iggy Pop, ha versioneado el “Venus in Furs” de la Velvet Underground y ha demostrado que es una auténtica pantera, un icono erótico desde que se nos quedó marcada a fuego su imagen en Lunas de hiel, y una musa magnética y arrolladora tanto en el cine como en la música.
LAS CLÁSICAS
BRIGITTE BARDOT
La gran diva rubia comenzó su carrera musical a principios de los sesenta, pero sus mejores canciones, las más recordadas, vinieron de la mano de Serge Gainsbourg, con el que vivió un apasionado romance poco antes de que dejara definitivamente el cine para centrarse en causas a favor de los derechos de los animales. El tema “Bonnie & Clyde” que grabaron juntos, continúa siendo un himno que aparece cuando menos te lo esperas en anuncios, en series como Mad Men o películas tan vanguardistas como Irma Vep, de Olivier Assayas.
JANE BIRKIN
Aunque de nacionalidad británica y surgida en el efervescente ambiente del Swinging London, Jane Birkin desarrollaría la mayor parte de su filmografía y discografía en París de la mano de Serge Gainsbourg a raíz del famoso tema (compuesto para BB) “Je T’aime… moi non plus”, en el que la joven de voz susurrante y frágil, siempre a punto de quebrarse, simulaba un orgasmo. En 1969 publicaron un álbum conjunto en el que se incluían temas que forman parte del imaginario popular como “Jane B.”. A pesar de que la pareja se separaría doce años más tarde, continuaron colaborando juntos dando lugar a canciones espléndidas, mucho más elaboradas y nostálgicas como “Baby Alone in Babylon”. Pero Birkin no paró de explorar sus habilidades musicales más allá de Gainsbourg, y fruto de ese trabajo surgieron experimentos como “À la légère”, disco gracias al que reactualizó su música de la mano de François Hardy, Étinne Daho, Alain Chamfort o jóvenes promesas como Zazie. Como recomendación especial, su álbum en directo “Arabesque” de 2002, con sus mejores canciones y una orquestación finísima.
CATHERINE DENEUVE
La actriz más bella y gélida de la historia del cine inició su camino hacia la fama precisamente gracias a un musical, Los paraguas de Cherburgo (1963), la deliciosa película de Jacques Demy en la que la Deneuve nos hizo llorar a todos al son de la magistral banda sonora de Michel Legrand. Volvió a deleitarnos con sus simpáticos gorgoritos junto a su hermana François Dorléac en Las señoritas de Rochefort (1967) y en Piel de asno (1970), ambas de nuevo del gran Demy. Mucho más tarde, Francóis Ozon y Lars Von Trier recuperarían esta faceta en sendos musicales, el ultra kistch 8 mujeres y el dramón postmoderno con Bjork Bailar en la oscuridad. Solo cuenta con un álbum de estudio, escrito, cómo no, por Serge Gainsbourg titulado “Souviens-toi de m’oublier”, de 1981, pero ha participado en numerosas colaboraciones desde los años setenta hasta la actualidad con artistas como Julien Doré o Benjamin Biolay. Este mismo año ha grabado este estupendo tema, “Noir et Blanc” con Igit.
Jeanne Moreau
Otra de las grandes, Jeanne Moreau tampoco pudo resistirse a la tentación sobre todo después de comprobar que no se le daba del todo mal en la banda sonora de Jules et Jim (1962) entonando “Le Tourbillon”. Un año más tarde publicaría “Chante 12 chansons de Cyrus Bassiak, pseudónimo de Serge Rezvani, escritor, pintor y compositor amigo de su marido Jean-Louis Richard con el que colaboraría en varios álbumes. Con su grave voz cultivó un espectro más intelectual y una de sus canciones más célebres está basada en un texto de Margueritte Duras, “Indian Song”, que cantó para la película que adaptaba la obra teatral. También realizó un dueto con Brigitte Bardot en la película de Lois Malle, Viva Maria y la escuchamos en Peau de banane, de Marcel Ophüls y por supuesto en Querelle de Fassbinder. En 2010 publicó junto a Étienne Daho el disco “Le Condamné à mort”, catorce temas basados en el poema de Jean Genet que se representó en el Festival de Aviñón de 2011.
VIVAN LOS OCHENTA
ISABELLE ADJANI
Ya en su primera aparición en cine interpretó una canción en Le petit bougnant (1970). Después trabajaría con Truffaut, Polanski, Téchiné, Walter Hill, Werner Herzog, Zulawski y Patrice Cheréau y su rostro de porcelana se convertiría en un icono de belleza. En 1974, cuando se encontraba en la cúspide de su carrera, comenzó a colaborar con Gainsbourg y en el 83 publicaría un álbum con temas de ambos. Aquí uno de los singles más famosos de la pareja, con un videoclip ultra ochentero firmado por Luc Besson.
SOPHIE MARCEAU
Fue precoz en todos los aspectos profesionales y personales. Debutó con 15 años en La fiesta (1980), de Claude Pinoteau, conoció al que se convertiría en su marido, el director Andrzej Zulawski, 26 años mayor que ella, y formaría un dueto musical con François Valery que tenía por nombre Dream in Blue. Más tarde grabaría un nuevo LP con temas que alcanzaron cierta repercusión como “Bérézina”. Pero sus carantoñas adolescentes en este videoclip no tienen precio y sin duda se convierten en lo más extraño de una carrera bastante más seria de lo que podían hacer suponer sus inicios.
LIO
Al igual que Sophie Marceau y más tarde Vanessa Paradis o Alizeé, también son tradición en Francia las estrellas adolescentes que entroncan con el concepto de lolita a través de canciones picantonas y actitud tímido-sensual. Solo basta ver los temas de debut de Lio, “Banana Split” y el megahit “Amoreus solitaires” en la que la jovencísima estrella se contoneaba con un microscópico canesú para comprobar de qué va el tema. Debutaría más tarde en el cine, en 1985 con Elsa, Elsa y en 1993 protagonizaría junto a Karra Elejalde La madre muerta. Ha colaborado con Étienne Daho, con su hermana Helena Noguerra, Peter Von Poehl y Julien Doré. Sigue participando en programas musicales de la televisión francesa y en pequeños papeles como actriz.
LAS HEREDERAS VETERANAS
VANESSA PARADIS
Sus primeras apariciones son muy tempranas e infantiles, con tan solo ocho años, pero sería en 1987, con apenas 15 cuando destacaría gracias a su primer single, “Joe le taxi”, número uno en innumerables países. A partir de ese momento su carrera como cantante no hizo más que consolidarse. En 1988 publica su primer álbum, “M&J”, escrito por Étienne Roda-Gil y compuesto por Franck Langolff. Debuta con éxito en el cine con Noce blanche en 1989 del siempre controvertido Jean-Claude Brisseau, e inmediatamente después sería captada por Gainsbourg con “Variations sur le même t’aime” en el que se incluían temas como “Tandem”, con un videoclip dirigido por Jean-Baptiste Mondino que se convirtió en referencial para la época y con el que ganaría los premios más importantes de la música en su país. En 1992 inició una relación profesional con Lenny Kravitz que daría lugar a su tercer disco, que se convertiría en un superventas internacional gracias a la canción “Be My Baby”. En paralelo, iría desarrollando su faceta como actriz en films como Elisa (1995), de Jean Becker o Uno de dos (1998), junto a Jean-Paul Belmondo y Alain Delon y dirigida por Patrice Leconte, también director de la que hasta el momento es su mejor película, La chica del puente (1999). Volvió a reivindicar su reinado musical gracias al disco Divinidylle, en 2007 y en su madurez se ha dejado aconsejar por Benjamin Biolay para la configuración de Love songs. Tiene pendiente de estreno varias películas, una de ellas con su actual pareja, el director Samuel Benchetrit.
JULIE DELPY
Julie Delpy siempre ha sido de lo más inquieta a la hora de buscar nuevas formas de expresión artística. Debutó con 14 años a las órdenes de Jean-Luc Godard en Detective (1985) y a partir de entonces trabajaría con todos los directores de moda del momento. Con Leos Carax en Mala sangre (1986), con Betrand Tavernier en La pasión Beatriz (1987), con Carlos Saura en La noche oscura (1989) o Krysztof Kieslowski en Tres colores: blanco (1993). En 1994 iniciaría su periplo norteamericano que la llevaría de la hiperviolenta Killing Zoe, de Roger Avary a convertirse en la musa de toda una generación gracias a su papel de Céline en Antes del amanecer de Richard Linklater, con el que volvería a trabajar hasta completar una trilogía. Coincidiendo con la aparición de la segunda parte, Antes del atardecer, sacó su primer álbum de estudio, en el que se incluía la canción “A Waltz For a Night”. Por esa época también debutaría como directora, una faceta que ha cultivado con éxito gracias a magníficas películas como El Skylab o La condesa, en la que recupera el mito del personaje de la condesa de Bathory y cuya banda sonora compuso ella misma.
CHIARA MASTROIANNI
La hija de Catherine Deneuve y Marcelo Mastroianni debutó junto a su padre a las órdenes de Fellini en 1979 en una pequeña aparición en La Cité des femmes. Tras ese debut de lujo encontró su hueco en el cine francés gracias a directores como André Téchiné, Arnaud Desplechin, Manoel de Oliveira o Christopher Honoré y sus comedias juguetonas-amoroso-musicales. En 2002 conoció a Benjamin Biolay, en aquel momento una auténtica sensación en Francia gracias a la publicación de su soberbio primer disco, Rose Kennedy. Se casaron casi inmediatamente y Chiara participaría en una canción del segundo álbum de Biolay, el menos apreciado Negatif. En 2004 se unirían profesionalmente para el proyecto conjunto Home. Además, ha participado en la banda sonora de la película Persépolis, con una versión de “Eye of the Tiger”, en las mencionadas películas de Christopher Honoré y alguna curiosa colaboración con la que fuera su cuñada, Coralié Clement en la canción Sono io.
CHARLOTTE GAINSBOURG
La hijísima de Jane Birkin y Serge Gainsbourg debutó junto a su padre en el controvertido tema “Lemon Incest”. En el videoclip aparecían los dos ligeros de ropa tumbados en una cama y formaba parte de “Charlotte for ever” en el que cantaba temas como “Oh, Daddy oh”. Ella tenía trece años y poco después debutaría en el cine en Palabras y música (1984), junto a Catherine Deneuve. Su primer papel protagonista fue en L’Effronté (1985) a las órdenes de Claude Miller, sobre el difícil tránsito de niña a mujer dentro del aprendizaje sexual. Volvió a repetir con Miller en La pequeña ladrona y fue consolidando su prestigio en películas con los hermanos Taviani, Jacques Doillon, Franco Zeffirelli o la deliciosa adaptación de la novela de Julien Barnes, Love etc. junto a su marido Yvan Attal y en la que también participó en la banda sonora. Gracias a Iñárritu y 21 gramos inicia su periplo norteamericano que la llevará a trabajar en La ciencia del sueño, de Gondry y I’m Not There, de Todd Haynes. En 2006 retoma su carrera musical con un disco, 5:55 de auténtico lujo en el que contó con la colaboración de artistas como Jarvis Cocker, Neil Hannon de Divine Comedy o Air. En 2009 vuelve a sorprender con IRM, que contiene temas tan impresionantes como “The Time of the Assassins”. Mucho estilizado también en su versión del clásico “Hey Joe”, que aparece en la segunda parte de Nymphomaniac, su polémica participación en un film de Lars Von Trier tras Anticristo, dos películas en las que demuestra que siempre ha sido una mujer más allá de los tabúes.
EL RELEVO
MÉLANIE LAURENT
Su carrera como actriz fue desarrollándose poco a poco en Francia hasta que Quentin Tarantino la reclutó para convertirla en la superheroína vengadora del pueblo judío en Malditos bastardos (2009). Su papel de Shosanna la consolidó definitivamente, pero sus ambiciones creativas fueron un poco más allá. Poco después debutó como cantante en un perfecto disco de pop compuesto por su pareja del momento, Damian Rice titulado En t’attendant. Tras la ruptura, comenzó una interesante trayectoria como directora que ha culminado con su exitoso documental Mañana (2015).
ALKA BALBIR
Su voz y su rostro se parecen tanto al de Isabelle Adjani que la referencia resulta innegable. Es una de las bellezas más voluptuosas del cine francés actual, aunque todavía no han sabido explotar su talento. Por el momento ha hecho mucha tele, mucho teatro y algunos pequeños papeles en cine.
Su álbum de debut, “Première Fois”, compuesto por Benjamin Biolay es impresionante, probablemente una de sus obras maestras en la extensa colaboración con cantantes que ha tenido a lo largo de toda su carrera. Once canciones chispeantes, repletas de armonías, texturas melódicas suntuosas sobre la decepción amorosa entonadas a veces con tristeza otras con un ímpetu salvaje. Su última colaboración la ha unido al inclasificable Philippe Katherine.
SOKO
Es la primera que representa de verdad a las nuevas generaciones. Lanzada en 2007 a través de la plataforma MySpace gracias al single autoproducido “I’ll Kill Her”, la artista de origen ruso-polaco se convirtió de forma instantánea en un fenómeno en las listas de iTunes. En realidad, poco tiene que ver con el resto de las artistas de este artículo. Soko va por libre, su espíritu es más contestatario y entronca con una sensibilidad más actual. Pero lo cierto es que su carrera como cantante y actriz han ido bastante unidas y ha participado en numerosas series televisivas y películas antes de tener un papel relevante en Crónica de una mentira (2009), de Xavier Giannoli y protagonizar Augustine (2012), junto a Vincent Lindon. Hace poco la vimos en La bailarina, en la que encarnaba a la célebre Loïe Fuller, que revolucionó el Folie Bergères con sus movimientos con telas convirtiéndose en musa de artistas plásticos. Muchos de sus papeles están marcados por la propia bisexualidad que ella ejerce en su esfera privada, como ocurre con su participación en Bye bye blondie de Virginie Despentes. Hasta el momento ha sacado dos discos más I Thought I Was an Alien (2012) y My Dreams Dictate My Reality (2015)
PD. No nos olvidamos de otras célebres representantes como Jean Balibar, Judith Godreche, Agnès Jaoui o Irene Jacob.
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