¿Qué es un theremín y por qué este tipo ha grabado un disco entero con él?
El músico Javier Díez Ena, miembro de Dead Capo, Ginferno o Forastero, quiere dignificar este instrumento marciano que ha seducido a artistas como Nacho Vegas o los Pixies
El theremín es uno de los instrumentos más locos que existen. Dos antenas en ángulo recto que crean sendos campos electromagnéticos por los que instrumentista pasea, con alta precisión, sus manos desnudas creando sonidos ululantes a la par que inquietantes. No en vano fue popularizado por las películas de terror y ciencia ficción de los años 50 y 60, en las que se utilizaba como efecto para poner énfasis en los momentos más terroríficos, misteriosos y extraterrestres. Se utilizaba, vamos, para meter miedito. Pero el theremín es algo más.
Ahora el músico Javier Díez Ena (miembro de bandas como Dead Capo, Ginferno o Forastero y Sr. Tropical en el programa de radio Carne Cruda) lanza el disco Theremonial (de los sellos Ale Hop! y Beat Generation) en el que trata de dignificar este instrumento y, más allá de efectos cinematográficos, producir música con todas la letras. “Creo que es la primera vez que el theremín asume todos los roles: el bajo, la melodía, la armonía, etc, sin la utilización de samplers”, dice Díez Ena, “quería demostrar que se puede hacer música con este instrumento más allá de los clichés”. Estamos ante el theremín 100% ibérico.
“El theremín también ha sido utilizado por Nacho Vegas, Sleater-Kenney, Karen O, White Stripes, Erykah Badu o los Pixies”
¿Cómo se aprende a tocar un instrumento tan poco común? “Inevitablemente tiene mucho de autodidacta”, dice el músico, “también convenciendo a los grandes intérpretes mundiales que pasaban por Madrid, como Lydia Kavina, Carolina Eyck o Pamelia Kurstin, para que me dieran una clase de una hora”. La particularidad del theremín es que se toca sin tocar nada, ni una cuerda, ni una tecla, ni una válvula: con una mano se controla el tono, de grave a agudo, y con la otra el volumen. “Una dificultad es que no tenemos referencias en el aire, ni hilos, ni trastes, para saber dónde están las notas. Es cuestión de mucha práctica, concentración y oído”.
El theremin fue creado por el inventor judío ruso León Theremin en 1919, en mitad de la Guerra Civil rusa, convirtiéndose en uno de los primeros instrumentos electrónicos y precursor de los sintetizadores. Llego a dar clase de theremín en el Kremlin al mismísimo Lenin. Entre los intérpretes que más virtuosismo alcanzaron y más difusión hicieron se encuentra la lituana estadounidense Clara Rockmore, para quien el inventor construyó un theremin en 1934. Rockmore interpretó con este aparato piezas de Chopin, Schubert o Bach, como solista de orquestas sinfónicas. En YouTube se pueden encontrar varios vídeos que registran las virguerías que hacía Rockmore metiendo la mano en el campo magnético, por ejemplo La muerte del cines de Saint-Säens.
Dentro de la música pop el theremín también ha sido utilizado, por ejemplo por artistas y bandas como Manta Ray, Nacho Vegas, The Flaming Lips, Sleater-Kenney, Karen O, White Stripes, Erykah Badu, Led Zeppelin y hasta los Pixies.“El theremín no es para asustar a los niños, es para hacer música”, sentenció Rockmore. Javier Díez Ena se lo ha tomado al pie de la letra en un trabajo en que hay ecos de los sonidos hawaianos, el jazz, lo electrónico, lo experimental y todo tipo de melodías “viejunas”. Al theremín hay que tomárselo en serio.
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