_
_
_
_
MIRADOR
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Pena, penita, pena

“Ya bastante tengo con ser español”, se puede decir ahora en Cataluña, "¿de verdad me va a multar?”

Pere Soler, el nuevo director de los Mossos d'Esquadra.Foto: atlas | Vídeo: EL PAÍS, VIDEO (ATLAS)
Manuel Jabois

Ha levantado escándalo el nombramiento del nuevo jefe de los Mossos, Pere Soler. Cómo no lo iba a hacer, si tiene Twitter. De sus mensajes en la red social se deduce que le dan pena muchas cosas, entre ellas los partidos de oposición y el resto de españoles. “Me dais pena todos los españoles”, escribió. La gente en Twitter escribe muchas veces así, en plural y dirigiéndose a millones de personas: esto ha generado problemas serios de autoestima. En su momento los españoles no supieron que Pere Soler les estaba hablando, porque en Twitter y en la vida hay mucho que hacer, pero ahora que su mensaje llega hay que felicitarse. Entre las pocas ventajas que da ser español, esta pasa a ser automáticamente una de las mayores: siempre que hay problemas con la policía, tratar de dar pena es lo primero que se hace. “Ya bastante tengo con ser español”, se puede decir ahora en Cataluña.

No hay duda de que se trata de una polémica beneficiosa para la Generalitat y sus retos socioculturales. Por una razón. Todavía hay una mayoría de gente escandalizada porque a Pere Soler se le nombre director de los Mossos a pesar de haber dicho que le dan pena todos los españoles, sin entender que se le nombra, precisamente, porque le dan pena todos los españoles. Uno de los enormes méritos del Gobierno catalán ha sido convertir las adversativas en causales, estructurando un discurso político cuya respuesta solo es el escándalo, a veces más fingido y otras menos, dependiendo del calor. Esto es debido a que el Gobierno español sigue creyendo que lo contrario de obedecer es desobedecer, cuando todo el mundo sabe que lo contrario de obedecer es mandar. Puigdemont no desobedece al Estado español, sino que manda en el suyo. Que sea una ficción poco importa si la gente se la cree, menos aún si a esos creyentes se les da despacho y mando en miles de agentes. En el nombre de una ficción, el presidente de la Generalitat da cargos de verdad: la colisión, aun inevitable, ha de ser por fuerza humorística. Es como si un ministro del Interior condecora a una Virgen por sus labores de vigilancia.

Cuando era director de Prisiones, a Pere Soler le pidieron los sindicatos que retirase la placa en honor a Pujol en la cárcel de Quatre Camins. No la retiró, ni esa ni ninguna, quizá anticipando un tiempo en el que los nombres expuestos en las entradas de las cárceles españolas no son reconocimientos, sino spoilers.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Manuel Jabois
Es de Sanxenxo (Pontevedra) y aprendió el oficio de escribir en el periodismo local gracias a Diario de Pontevedra. Ha trabajado en El Mundo y Onda Cero. Colabora a diario en la Cadena Ser. Su última novela es 'Mirafiori' (2023). En EL PAÍS firma reportajes, crónicas, entrevistas y columnas.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_