Matrix, nacionalismo y trap: con Kaixo a bordo de un barco en la ría de Bilbao
Coincidiendo con el BBK Live, entrevistamos al músico gallego a bordo de una embarcación de Jägermeister junto a Rrucculla y King Cayman
La música puede llegar a ser un auténtico dilapidador de la rutina, y eso quedó demostrado estos pasados días con la celebración del BBK Live. Un escenario, Bilbao. Una bandera, la de Jägermeister. Ahí están Rrucculla, King Cayman y Kaixo, con quien hablamos, dispuestos a arrancarle las nubes al cielo de la capital vizcaína con un único grito de guerra: su música. Todos ellos forman parte del brazo musical de Jägermusic y compartieron escenario el pasado sábado mientras paseaban por la ría. Así fue la fiesta de Jägermeister, y así es el dueño de la escena del trap nacional, Kaixo.
“Yo soy un artista, y no necesito explicar una mierda”, se dice en una escena de La gran belleza de Sorrentino. Algo así le pasa también a Kaixo, el gallego que está coronándose en el mundo del trap. Habla con seguridad, no le pesan las palabras ni se le duerme la lengua para hablar de todo tipo de asuntos, desde la política a las drogas, pasando por el dolor, el amor, la música o el capitalismo. No le tiene miedo a nada, ni siquiera al propio miedo. En sus canciones escribe sobre el desmoronamiento progresivo del mundo, de la rabia que nace de la propia existencia y de la autodestrucción. Kaixo juega con el dolor y la rabia, rumia una queja, escribe. De eso va su música.
El marco es idílico y la situación propicia la risa y el disfrute, son muchos los que se abandonan al baile. Tras el sonido eléctrico y la batería de Rrucculla y un King Cayman colgando de sus cuerdas vocales; llega Kaixo, que saluda al público, se ríe e improvisa. Se nota que domina la escena, que sabe que aquellos que de primeras le colocan una interrogación, acabarán saltando en el último tema cuando el barco vuelva a atracar en el muelle Pío Baroja. Está seguro de sí mismo.
“Que sea más conocido hace que el concepto puro del trap se pierda, pero el concepto industrial, no”
Dice que la mayoría de las cosas de la vida no tienen solución, que hay que ser capaces de afrontar lo que viene y aprender de la adversidad para crecer. Uno sólo se puede hacer fuerte llorando. ¿Y qué hay de la gente que apenas tienen problemas? “Toman prozac, valiums o se hinchan de alcohol”, dice. Tras una breve carcajada, continúa: “En realidad esa gente tampoco es feliz, la tristeza también te hace valorar más la alegría”. Al trapero le pesa el mundo, la situación que ve a su alrededor. Considera que existe mucha controversia a nuestro alrededor, en la existencia y, sobre todo, en nuestra generación. Por eso habla mucho de Matrix y de vidas que cuelgan de un limbo. En Matrix hay una escena en la que al protagonista le hacen elegir entre una pastilla que le dará la ignorancia, y por lo tanto la felicidad, y otra que le hará ver la realidad. “No sé qué pastilla escogería, depende de lo borracho que esté… No, en realidad cogería la de la realidad, aunque con dudas. Siempre nos aferramos a nuestra parte de ficción, saber implica mucho dolor”.
Ese dolor que le atrapa no sólo lo exprime con la sociedad o la existencia. Detrás de esa apariencia de tipo duro, de mano dura, de mirada firme, Kaixo también disfruta de la caricia. Como todo artista, también le escribe al amor. “He escrito del amor, concretamente en dos situaciones completamente opuestas. En Vampira's Stripclub, hablo de cuando te sientes atrapado en una relación, o incluso devaluado por la otra persona. Forever, en cambio, trata de esa situación en la que tienes tanto dolor dentro que sabes que no vas a poder darle a la otra persona el amor que busca”. De ese amor, dice, ya no quedan ni las cenizas.
De lo único de lo que no puede prescindir en su vida, es de la música y se define a sí mismo con una etiqueta que se inventó para autodefinirse: ‘newpunk’. Porque viene del punk y del trap, aunque donde es realmente vitoreado es en el universo del último. Hay alguien con quien le gustaría compartir escenario y que no tiene nada que ver con su estilo, el Cigala. Piensa que “hay mucha tontería en el trap ahora. Todo empezó bien, pero ahora todo se está mezclando”. ¿Como consecuencia de que cada vez sea un género más conocido y extendido? “Que sea más conocido hace que el concepto puro del trap se pierda, pero el concepto industrial, no. Lo que pasará es que se crearán estrellas que vengan del mundo del trap”. Y es cierto, este género cada vez escala más alto en las listas de escucha.
Kaixo es dueño de una política propia. “No soporto a la gente que no se posiciona políticamente”, sentencia. Él sí lo hace. Dice que como ideología, respalda a la izquierda. Como partido, Bildu o el Bloque Nacionalista Galego, pero el de Beiras. También apoya a los anticapitalistas. ¿Cómo se consigue ser anticapitalista perteneciendo a una de las industrias que más participan del sistema, la de la música? “Al final te adaptas porque sabes que no puedes cambiarlo. No puedo estar lamentándome toda mi vida sin hacer lo que me gusta. Sería muy bonito no tener que depender de la industria, pero la clave está en no renunciar a nada, y adaptarte al medio en el que te mueves”. Siguiendo el hilo, el de andar por los márgenes sin pertenecer al puzzle del que, según él, nunca ha formado parte; Kaixo desmitifica a muchos héroes (prueba de ello es su canción Fuck Kurt Cobain) para cederles la corona a otros. “Aunque los héroes son los que nos han criado, también existen los grandes héroes de la calle, los que hacen pequeños detalles que dan alegría, y son detalles que pican”, explica.
"La salud ya me la estoy dejando, el amor ya lo he perdido, así que sólo me queda el dinero”. Y se ríe
Detrás de una queja, tiene que existir un remedio, o al menos un esbozo de él. “Yo tengo muchas soluciones para arreglar el mundo. Muchas empiezan cogiendo un fusil”, dice. Con una voz firme defiende que la mayoría de los problemas que nos rodean no se van a solucionar con buenas acciones, que lo políticamente correcto no soluciona nada. “La democracia actual es una farsa, si pudiéramos participar realmente de las decisiones del Estado, podríamos cambiar las cosas. Yo al menos podría”. ¿Y cómo solucionarías conflictos como el de Siria?. “Pues para empezar pasando de financiar Arabia Saudí. Nosotros somos los que vendemos las armas. Somos parte del problema”. Así, huye del ‘establishment’ más puro. Huye, en general, de lo constituido como mandamiento socialmente.
Pero no sólo huye de lo establecido. En sus canciones habla mucho del alcohol y de las drogas, de las que dice que siempre hay un lado bueno. ¿Cuál? “El alcohol y las drogas expanden tus capacidades. Te conceden la evasión y la creatividad”. De hecho, confiesa que utiliza drogas para componer y luego habla de esas experiencias. Al contrario de los Beatles o los Stones, de los que se dice que produjeron sus mejores temas estando bajo los efectos de drogas como el LSD, Kaixo compone justo después de su consumo. “Suelo escribir justo después, para permitirme disfrutar de la sensación”.
Debajo de los tatuajes, una piel. Y detrás de una mirada férrea, unas pupilas que centellean por un instante cuando se le pregunta por la canción que más le ha costado componer a nivel emocional. La respuesta está en High Star, “es una canción antigua que escribí estando muy perdido. Por aquel entonces había perdido a un amigo, mi hermano estaba muy enfermo…” Y se detiene, tragando saliva, y aferrándose a unos puntos suspensivos que le confiesan más humano que nunca.
Dice el refrán que tres cosas hay en la vida: salud, dinero y amor. Kaixo los jerarquiza: “la salud ya me la estoy dejando, el amor ya lo he perdido, así que sólo me queda el dinero”. Y se ríe. Estudió comunicación y cine en Portugal, por eso visualiza sus canciones. De hecho, dice que el 30% de su producción viene del cine. Como cinéfilo, como compositor, como cantante, como artista, al fin y al cabo, “no necesita explicar una mierda”. Pero lo hace, a través de sus ritmos y sus letras, de sus canciones. Y menos mal.
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