Cada uno de los cuatro patios blancos que iluminan la casa se percibe a vista de pájaro como un agujero en el paisaje. La cubierta está sembrada de vegetación que aísla térmicamente y camufla la vivienda en el entorno rural.fotografía: Mads Mogensen / producción: Martina HunglingerEl salón de la casa recibe luz indirecta de los patios y la multiplica al estar pintado de blanco. Las estanterías, la chimenea y los armarios forman parte de la arquitectura mural. El sofá es de Mavriki & Co, la mesa auxiliar de Anna-Maria Coscoros, los taburetes los realizan a mano artesanos del sureste asiático para la compañía belga Sempre y la mecedora es un diseño de los Eames que produce Vitra.fotografía: Mads Mogensen / producción: Martina HunglingerLos baños son sencillos y están pintados de blanco. Los grifos y la ducha son de Hansgrohe, y los toalleros, portarrollos y demás accesorios del baño, de Cosmic Studio.fotografía: Mads Mogensen / producción: Martina HunglingerEste segundo espacio conduce a la piscina, construida como un bancal, y está amueblado con sillas plegables de Habitat.fotografía: Mads Mogensen / producción: Martina Hunglingera casa tiene un porche orientado hacia la vegetación de la pendiente ascendente de la colina y otro mirando al Sur. fotografía: Mads Mogensen / producción: Martina HunglingerRincón del espacio central de la casa, que comprende la cocina, el salón y el comedor. El lienzo es de la artista Tauba Auerbach.fotografía: Mads Mogensen / producción: Martina HunglingerFrente al color arcilla del exterior, los cuatro patios bajo tierra son blancos y ventilan la vivienda.fotografía: Mads Mogensen / producción: Martina HunglingerEl porche al sur de la vivienda, con vistas al mar, está amueblado con bancos elaborados con la misma piedra seca de la fachada.fotografía: Mads Mogensen / producción: Martina Hunglinger
