Camela, se metieron en tu corazón
No les ha hecho falta la maquinaria de la mercadotecnia ni el empuje de los medios de comunicación. Ni siquiera la interacción que facilitan las redes sociales. El de Camela representa uno de esos raros —y excepcionales— casos en los que el talento y el ingenio desnudos han servido para forjar una carrera musical de éxito fulgurante. Veintitrés años, un miembro menos (Miguel Ángel Cabrera, el teclista, que abandonó la formación en 2013) y siete millones de discos vendidos después, la banda formada por Dioni Martín y Ángeles Muñoz continúa despertando la misma admiración y cariño que cuando, allá por 1994, en toda verbena que se preciara sonaba aquel Sueño contigo, el estribillo del primero de sus himnos nacionales, canciones cuyos ecos cargados de historias de rupturas resuenan en los recuerdos de varias generaciones.
Originarios del barrio madrileño de San Cristóbal de los Ángeles, estos creadores de un estilo propio, la tecnorrumba (“que durante una época llamábamos tecnosaladillo, por aquello de que le damos un toque de alegría al desamor”), comenzaron componiendo sin mayor pretensión que la de practicar un “hobby”. “Esto no lo buscábamos”, certifica Dioni, cuyo hijo Rubén ha seguido sus pasos y desde hace años escribe temas para el grupo. “Nosotros mismos costeábamos las maquetas, hacíamos las copias y las llevábamos a los mercadillos. Y allí se vendían como rosquillas”. Saltando de reproductor en reproductor, una de aquellas casetes llegó a manos del dueño de una pequeña discográfica independiente. “Le gustó, se puso en contacto con nosotros y nada más llegar ya teníamos un contrato para nuestro primer disco oficial”. Con el mismo título que el single, Lágrimas de amor, aquel álbum de estudio —al que seguirían otros 15, incluido el recién lanzado Me metí en tu corazón, que ha salido directo al número 1 de ventas— despachó la friolera de un millón de copias, “y eso que solo salimos en un programa de televisión a nivel nacional, un espacio de sábado noche presentado por Bárbara Rey”. “A quien le debemos todo es al pueblo. Por la calle se nos acerca mucha gente y a veces la compañía les dice que no, pero nosotros somos los primeros que decimos: ‘No, no, dejadlos’, porque son ellos a quienes debemos el apoyo”.
Que su fama no se haya cimentado sobre las redes sociales no significa, eso sí, que ahora Dioni y Ángeles no se pasen sus buenos ratos entre Twitter o Instagram. Reunidos en el Autocine Madrid Race, un espacio donde se puede disfrutar de películas bajo el capó, los dos músicos se hacen selfies y bromean frente a los coches típicamente americanos que decoran el recinto. “Creo que no vamos a sacar otro disco en cuatro años, ahí se llevan a Dioni”, asegura traviesa Ángeles ante la cámara de su móvil, apostada delante de un vehículo policial de atrezo, dispuesta a mandar el mensaje a sus seguidores. “Sin el sentido del humor…, ¡vaya vida más aburrida!”, subraya la cantante, a quien su compañero replica con una anécdota de su perro, Cristiano, un madridista de pro como él “al que estoy por llevar a algún programa, porque es que me pide de comer de pie, y hasta que no le doy algo se queda así todo el rato”, relata entre risas.
El plato que cocinan no podría ser más oportuno por su mezcla de procedencias y de influjos.
Si nos encontramos en este entorno de reminiscencias de los años cincuenta estadounidenses es precisamente para estar a la altura del afán del dúo por sacarle una sonrisa a sus fans no solo a través de la música, sino también con las siempre originales portadas de sus discos. Si para otros álbumes se han caracterizado como personajes de Piratas del Caribe o de Bollywood, en esta ocasión la carátula despliega fotos con ellos disfrazados de John Travolta y Olivia Newton-John en Grease. “¿Te imaginas que en uno de nuestros conciertos viene todo el mundo así vestido?”, se pregunta risueña Ángeles. “¡Que nos avisen para vestirnos también nosotros!”.
Dadas las circunstancias, el plato que cocinan no podría ser más oportuno por su mezcla de procedencias y de influjos: un perrito caliente, que pone el toque made in USA, preparado con un aire español, acompañado con una salsa de bravas y presentado en forma de tapa. Especialmente a Ángeles, que colecciona los VHS de las recetas de Karlos Arguiñano “desde los 14 o 15 añitos”, la misión de prepararlo le resulta de lo más sencilla. Y de aderezo, ella lo anima con unos versos. “Tú imagínate: cocinar y cantar. ¿Sabes lo que relaja eso?”.
Perrito Camela
Ingredientes
- 4 salchichas tipo Viena
- 25 gramos de cebolla frita
- 2 pepinillos grandes
- Ajoblanco
- Salsa de tomate casera
- Salsa de bravas
- Brochetas de madera
- Pan de perrito caliente
Instrucciones
Cocinar las salchichas a la brasaen sartén o al vapor.
Cortar cada salchicha por la mitad longitudinalmente sin llegar a partir. Salsear por dentro con el ajoblanco espeso y rellenar seguidamente de pepinillo picado. Cubrir con la salsa de tomate casera y terminar con la cebolla frita esparcida por encima.
Clavar las salchichas en las brochetas y cortar en trozos. Repartir en una bandeja los pinchos de perrito y terminar con unos trozos de pan de perrito tostado. Cubrir finalmente con la salsa de bravas para dar un punto de picante.
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