La nueva hija de Ruiz-Mateos quiere su herencia
Adela Montes de Oca se enfrentará al oscurantismo del legado de su padre y a los numerosos pleitos que afrontan sus hermanos
Adela Montes de Oca lleva años luchando por demostrar que es hija del empresario José María Ruiz-Mateos, padre de otros 13 hijos —una de ellas fallecida— con su esposa Teresa Rivero. El empresario conoció a su madre, Patricia Montes de Oca, durante un viaje a Chicago en 1989 y mantuvieron una relación fruto de la cual nació Adela hace casi 26 años. Según han declarado ambas en distintas ocasiones, padre e hija mantuvieron una relación telefónica y personal regular y Ruiz-Mateos cubrió sus gastos de manutención hasta 2012. Después pareció rechazarla sin saber el motivo y ese fue el detonante para que, en 2014, Adela empezara a dar los pasos para reclamar legalmente una paternidad negada durante tantos años.
El fallecimiento de su entonces presunto padre en 2015, y la negativa del resto de los hijos a colaborar con la prueba de ADN, llevó a los abogados de la joven afincada en Chicago a pedir la exhumación del cadáver de Ruiz-Mateos y los resultados han sido concluyentes: el ADN de Adela y el empresario jerezano son compatibles al 99,9%.
Para ser oficialmente su hija ya quedan pocos pasos. El primero de ellos es la celebración del juicio de filiación, fijado para el próximo día 6 en la localidad madrileña de Pozuelo de Alarcón; la prueba formal de la que saldrá una sentencia que aún puede ser recurrida en apelación pero que según Teresa Bueyes, abogada de Montes de Oca, tiene pocas posibilidades —por no decir ninguna— de progresar. Después de este trámite y reconocida como hija con los mismos derechos que el resto, Adela podrá ostentar los apellidos Ruiz-Mateos, pero si aspira a parte de la herencia familiar le queda por delante un farragoso y costoso camino de final incierto, dado el oscurantismo que existe sobre el patrimonio de su padre y la multitud de demandas a las que se enfrentan sus herederos. “Será hija de Ruiz-Mateos con todas sus consecuencias. Adela quiere saber qué ha pasado con el dinero porque el resto de los hijos entran y salen de la cárcel pero ellos y sus familias siguen funcionando con un alto nivel de vida”, afirma Bueyes.
Por ley, Adela Montes de Oca podrá reclamar su parte correspondiente del tercio de la legítima a la que tiene derecho cualquier hijo que demuestre serlo aunque no figure en el testamento. Una vez oficializada su filiación dispondrá de 40 días para pedir el certificado de últimas voluntades de su padre y acudir al notario para conocer el estado en el que se encuentra la testamentaría. Hasta aquí llega la parte relativamente fácil del camino para la hija número 14 del empresario.
Ya lo han dicho los representantes de los hijos del fundador de Rumasa: “Respetan a la Justicia y si es hermana tendrá que unirse a ellos para afrontar las deudas, porque aquí no hay más”. Con un entramado de empresas, cuentas bancarias, testaferros y posibles bienes ocultos fuera de España digno de una película de enredo financiero, lo primero que deberá plantearse la nueva miembro de la extensa familia Ruiz- Mateos es si le conviene aceptar la herencia o suscribirse a ella a juicio de inventario, algo que su abogada considera la vía adecuada. Porque con el fallecimiento del patriarca ha desaparecido la responsabilidad criminal que pudiera derivar de sus actos pero no la responsabilidad civil, por la que sus herederos deben responder con sus propios bienes si llega el caso.
La herencia de la familia está embargada pero en este auténtico vodevil tienen cabida todas las dudas imaginables porque sobre los hijos de Ruiz-Mateos se cierne la sospecha de que saben y callan. A pesar de los 496 millones de fianza que les impone el juez, ninguno de los descendientes tiene un trabajo remunerado o vive de alquiler. “Adela es consciente de que primero están las deudas para cubrir las reclamaciones de los inversores", explica su abogada. “Hay una parte de bienes en la que ha indagado la Audiencia Provincial en el proceso del caso Nueva Rumasa (117 empresas, 14.000 trabajadores)", continúa, “pero hay otra no investigada que son los negocios hosteleros –en concreto 20 establecimientos en Madrid– que los hijos manejan a través de testaferros y cuyos beneficios no se sabe dónde van a parar”.
La escisión entre los 13 hermanos Ruiz-Mateos es evidente. Los seis varones se han personado en la demanda de paternidad planteada por Montes de Oca, las hermanas no. Y una de ellas, Begoña, se rebeló definitivamente al pedir un inventario de la herencia familiar porque, como les ocurre a otros muchos implicados, cree que sus hermanos ocultan gran parte de ella. El resto de la familia mantiene blindado su silencio.
Como ejemplo de la complejidad del asunto basta un auto del juez de la Mata, encargado del caso de los pagarés de Nueva Rumasa, en el que señala a los seis hijos varones del empresario —dos de ellos en prisión en la actualidad y con peticiones de 16 años de cárcel para cada uno por presuntos delitos de estafa, blanqueo de capitales y alzamiento de bienes— y donde consta que han desviado dinero de dicha sociedad utilizando 4.000 cuentas bancarias y 445 empresas, 56 de ellas en el extranjero.
En este entramado, las posibles reclamaciones de su nueva hermana son un problema más pero no el mayor al que se enfrentan. “Llegará algún día en el que las cosas aflorarán pese a que los varones Ruiz-Mateos parecen pretender cumplir condena y después seguir viviendo con su alto nivel de vida como si nada”, asegura Bueyes. Si Adela Montes de Oca —que ha estudiado Comunicación y trabaja en un canal de televisión en Chicago— se lanza a impugnar la herencia de su padre, el proceso será largo y exigirá una cuenta saneada porque para indagar, buscar y acreditar posibles fondos y propiedades de José María Ruiz-Mateos, además de abogado y procurador, la nueva hija del fundador de Rumasa precisará un equipo de bien retribuidos sabuesos que rastreen sus bienes donde hoy nadie sabe encontrarlos. Salvo que la fiscalía española le haga el trabajo de oficio.
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