La moción es necesaria. Si es viable, aún más
Aún hay una alianza que no se ha intentado: una unión de las izquierdas
Vivimos tiempos de urgencia democrática. El PP violenta el Estado de derecho al romper la separación de poderes para proteger a los miembros de su partido investigados por corrupción, con el ministro de Justicia al frente.
Todo esto los valencianos y las valencianas lo sabemos bien. Aquí cuajó antes que en el resto del Estado la rebelión ciudadana contra la corrupción. Rompimos antes el círculo vicioso, aquel que lleva a la tolerancia y a la resignación contra las malas prácticas que -nos decían- eran inherentes al poder.
Se oía eso de que "la corrupción es como la paella: se hace en todos lados, pero, como en Valencia, en ninguna parte". Sin embargo, los valencianos ya hace dos años que tenemos un gobierno de cambio, el Govern del Botànic, que ha puesto fin a la etapa más oscura de la historia democrática de nuestro país. Un gobierno de cambio que queremos exportar al Estado. Un gobierno "a la valenciana". Si es posible en la Generalitat Valenciana la convivencia de PSOE, Compromís y Podemos; si esa fórmula funciona también en otras comunidades autónomas, en muchos ayuntamientos, diputaciones; debe ser posible también en el gobierno del estado.
Por ello, es un imperativo ético y moral presentar una moción de censura contra el gobierno del PP. No podemos quedarnos de brazos cruzados mientras vemos cómo Mariano Rajoy se fuma un puro tras otro convencido de que la putrefacción delictiva a que ha llegado su partido ya no le afecta prácticamente nada. Por tanto, Compromís votará a favor de cualquier iniciativa que tenga como objetivo descabalgar del gobierno al PP.
No podemos quedarnos de brazos cruzados mientras vemos cómo Rajoy se fuma un puro convencido de que la putrefacción ya no le afecta
Pero es aún más imperativo que esa moción de censura triunfe. No nos podemos conformar con hacer un ejercicio de retórica y lavarnos la conciencia pensando que ya hemos cumplido. La valentía implica mancharse las manos, entender que los días en el Congreso son "días de pantalón viejo", como decimos los valencianos. Debemos construir una alternativa de gobierno que desaloje al PP y a Rajoy de la Moncloa. No nos podemos permitir que los electores que depositaron su confianza en las fuerzas progresistas se lleven una nueva frustración.
¿Y eso cómo se hace? Constatamos que la aritmética parlamentaria pide pluralidad y diálogo. Se debe de tratar con calma y serenidad, lejos de la política frenética del titular del día. No es tiempo de perderse en formalismos o reproches mutuos, es tiempo de mirar adelante.
En un año y poco se ha intentado dos veces configurar un gobierno en el Estado: primero fue un bloque entre el centro-derecha y el centro-izquierda y, meses después, la alianza entre las derechas que culminó con Mariano Rajoy en la Moncloa, aprovechando la débil posición del Partido Socialista. A fecha de hoy todavía hay una alianza que no se ha intentado: una unión de las izquierdas.
El PSOE debe demostrar su compromiso con el cambio y con el mensaje que ha enviado su militancia en las primarias
Algunos se empeñan en decir que los números no dan para configurar un ejecutivo de izquierdas, lo que da pie a seguir bloqueando el cambio político. Pero, de producirse una alianza entre el PSOE, Podemos y Compromís, que sumaría 155 diputados ¿qué votarían los partidos nacionalistas después de episodios como la Operación Catalunya, la tremenda utilización partidista de la justicia española? ¿Cuál sería su postura ante el evidente –y persistente- deterioro de los usos democráticos de la cámara durante esta legislatura?
Para que esto se produzca el PSOE debe demostrar su compromiso con el cambio. Debe dejar claro que ha entendido el mensaje que ha enviado su militancia con el resultado de las primarias para la Secretaría General. Si Pedro Sánchez ha renacido vencedor al grito de "no es no" y denunciando el error que supuso la abstención para dejar gobernar a Rajoy, ahora debe comprometerse para buscar un acuerdo plural con el resto de fuerzas de la izquierda con el fin de hacer posible lo que entonces no fue posible porque no le dejaron los poderes fácticos que ahora han perdido, tal como él mismo explicó en su relato de campaña. Pasar de la teoría a la práctica.
Al mismo tiempo, Podemos –y todos los demás- debe mostrar generosidad y, además, entender que llevar a debate a tribuna una moción de censura no es un gesto gratuito o que no tenga consecuencias. La precipitación es enemiga de la urgencia; ya que, si vemos que Rajoy no puede estar más tiempo en la Moncloa, también veremos que una moción de censura con el PSOE sin dirección y en pleno Congreso no puede prosperar. Ese escenario sólo favorece la pugna entre las izquierdas, que el PP y Rajoy se miran tranquilamente desde la barrera.
Desde Compromís hemos intentado potenciar siempre el acuerdo. Ya presentamos en el tiempo de descuento el Acuerdo del Prado, unas bases de mínimos para poner en marcha un gobierno de cambio progresista. Pensamos que podemos ser útiles para favorecer el diálogo y entendimiento entre las diferentes fuerzas de izquierdas. Pongamos el contador a cero y las manos a la obra. Seamos generosos, inteligentes y miremos a largo plazo. La ciudadanía nos lo reclama.
Joan Baldoví, portavoz de Compromís en el Congreso
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