La felicidad de Nicole Kidman
A punto de cumplir 50 años, la actriz se llevó de Cannes un premio especial y vive su mejor momento en mucho tiempo
Daba la sensación de que sus mejores años quedaban atrás. Pero el reciente paso de Nicole Kidman por el Festival de Cannes, del que se marchó el domingo pasado con un premio especial por los cuatro proyectos que acudía a presentar —un récord en la historia del certamen—, ha dado un vuelco a esa teoría. La actriz, que cumplirá 50 años a finales de este mes, parece abrir una nueva etapa en su carrera. Recuerda remotamente a la que protagonizó a principios de la década pasada, cuando encadenó títulos como Eyes Wide Shut, Moulin Rouge, Los otros, Dogville y Reencarnación en solo cinco años y se llevó un Oscar por el camino por interpretar a Virginia Woolf, prótesis nasal mediante, en Las horas.
Kidman se convirtió en la actriz mejor pagada de Hollywood en 2006, pero no tardó en perderse por el camino. Encadenó películas sin alma que terminaron provocando una erosión de su prestigio. Su travesía del desierto parece llegar ahora a su final. Como en otros momentos de su carrera, Cannes ha sido su oasis. “Siempre he venido aquí, porque me gusta cómo presentan las películas. Las grandes y las pequeñas reciben el mismo trato”, explicó Kidman. “Pero mi corazón está con las pequeñas, porque mi espíritu es independiente. Intento hacer películas inusuales”.
Ella sabe que nunca está mejor que cuando arriesga. Gilles Jacob, presidente del Festival de Cannes hasta 2014, ha sido un testigo de excepción de su ascenso y caída. “Recuerdo a una pelirroja muy bella, de piel pálida y piernas interminables”, explica Jacob sobre su primera visita al festival, en 1992, para presentar Un horizonte muy lejano. Tres años más tarde, regresaba con Todo por un sueño, de Gus Van Sant. “Una película pequeña, que ni siquiera estaba en competición, pero la crítica la descubrió y le dio vida”, recordaba Kidman hace unos días. Se ganó el apoyo de biblias del cine como Cahiers du Cinéma o Positif, que la respaldaron mientras medio mundo la seguía considerando poco más que la mujer de Tom Cruise. “Si sigue en lo más alto es porque ha ido progresando de manera constante. Y quien asciende sin parar siempre termina llegando a la cumbre y quedándose allí”, afirma Jacob.
Kidman se marchó de la Croisette con un premio especial, concedido en motivo del 70º aniversario del festival, por sus cuatro proyectos en Cannes. En La seducción, lo nuevo de Sofia Coppola, interpreta a una institutriz sureña durante los días de la Guerra de Secesión, que acoge a un soldado herido del bando enemigo en su internado. En The Killing of a Sacred Deer, del cineasta griego Yorgos Lanthimos, Kidman interpreta a una madre de familia enfrentada a una maldición en forma de dilema imposible: escoger a cuál de sus dos hijos quiere matar. Además, presentó fuera de concurso How to Talk to Girls at Parties, la nueva película de John Cameron Mitchell, donde luce un improbable look punk, y la segunda temporada de Top of the Lake, la serie televisiva de una vieja amiga y aliada, la directora Jane Campion, única mujer con la Palma de Oro en su haber.
Desde que empezó 2017, Kidman ha conseguido una nominación al Oscar por su papel en Lion y obtenido un éxito incontestable con Big Little Lies, la serie que protagonizó y produjo para el canal de televisión HBO, donde interpretaba a una perfecta ama de cama sometida al maltrato de su marido. Trabajo a un lado, asegura que su prioridad sigue siendo su familia. Kidman tiene dos hijos con su marido, el cantante de country Keith Urban con quien se casó en 2006, a los que hay que sumar a los dos que adoptó con Cruise en los noventa, con quienes mantuvo relaciones conflictivas antes de su reconciliación en 2016, según la prensa australiana.
Una Sherezade moderna
En los noventa no fue la actriz mejor remunerada ni tampoco la más aplaudida. Para eso ya estaban Julia Roberts, Jodie Foster, Meg Ryan o Michelle Pfeiffer. Sin embargo, ninguna de ellas ha acabado teniendo la longevidad creativa de Nicole Kidman. “Julia Roberts también es guapa y talentosa, pero no tomó ni una décima parte del riesgo que asumió Kidman”, apunta el crítico Alexandre Tylski, que en 2016 publicó una monografía sobre la actriz. A ella la considera “una Sherezade moderna”, que salvó su vida contando historias en un mundo “sin piedad con las mujeres”. Lo mismo que la protagonista de Las mil y una noches.
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