Miles de migrantes y refugiados, sobre todo procedentes de Afganistán y Pakistán, se mueven en Serbia por escenarios apocalípticos a la espera de poder cruzar por su cuenta la frontera con Hungría. Han pasado el invierno más frío de los últimos años durmiendo en condiciones miserables en vías de tren, fábricas y almacenes abandonados. Así es su día a día.