Es falso que Islandia extermine a las personas con Síndrome de Down
Páginas webs difunden que el país presume de aniquilar a quienes nacen con el trastorno genético
Si Islandia aniquilara a todas las personas con Síndrome de Down, Kolfinna Kristný no habría nacido en 2013. Pero hoy es una niña de casi cuatro años. La semana pasada, coincidiendo con el Día Internacional del Síndrome de Down, circuló en distintas páginas webs, en su mayoría vinculadas a temática religiosa, que “Islandia presumía del exterminio” de las personas con este trastorno genético, argumentando que todas las madres que saben que su bebé nacerá con trisomía 21 abortan. Y añadían: “En los últimos cinco años no ha nacido ningún bebé con Síndrome de Down en Islandia”. Es una verdad a medias, pero Islandia ni comete “genocidio de los niños con Síndrome de Down” ni se jacta de ello como han llegado a afirmar ciertas páginas webs, generalmente vinculadas a temática cristiana. Kolfinna es una prueba de que no es cierto.
Todas las informaciones, difundidas el pasado 21 de marzo, aluden a una conferencia del doctor Peter MacParland, ginecólogo del Hospital Nacional de la Maternidad de Dublín. “En Islandia, el 100% de los bebés diagnosticados con Síndrome de Down son abortados”, dijo en el pasado 7 de enero. Y sentenció con la frase difundida en España: “No ha nacido ningún bebé con Síndrome de Down en Islandia en los últimos cinco años”.
Según los datos del Ministerio de Salud islandés, entre 2007 y 2012, las 38 mujeres a quienes se diagnosticó durante su embarazo que su hijo nacería con Síndrome de Down decidieron abortar. En 2013, ocurrió lo mismo con los 15 casos detectados, y en 2014, otras 11 mujeres pusieron fin a su embarazo al descubrir que su hijo nacería con la alteración genética de la trisomía 21. Son los últimos datos oficiales disponibles. Sin embargo, durante el mismo periodo de tiempo, según la misma fuente oficial, 22 niños nacieron en Islandia con Síndrome de Down. En 2016, según la Asociación de Síndrome de Down en Islandia, nacieron seis nuevos bebés con la alteración genética.
En el país, donde viven alrededor de 330.000 personas, han nacido desde 1995 un total de 108 personas con Síndrome de Down. En 1992 y en 1997, se registró la tasa más a alta, con 10 bebés en cada uno de estos dos años, mientras que en la última década la media se ha reducido a dos niños por año. “En la medida en que las mujeres islandesas tienen hijos a una edad cada vez más alta debería haber aumentado el número de niños que nacen con Síndrome de Down, y sin embargo, no está ocurriendo debido a la detección precoz a las 12 semanas de embarazo”, explica Thordis Ingadottir, presidenta de la Asociación de Síndrome de Down en Islandia.
En el país, desde 2005, las autoridades sanitarias ofrecen a todas las mujeres que lo soliciten la posibilidad de someterse a una prueba para la detección de posibles enfermedades en el feto. Aproximadamente, el 80% de las mujeres aceptan, un porcentaje que asciende al 90% en la capital. Aunque no hay datos oficiales sobre el aborto en 2016, la asociación tiene constancia de que el año pasado nacieron en Islandia un total de seis bebés con Síndrome de Down. “Todavía no sé cuál ha sido la razón del cambio, pero espero que sea resultado de nuestra defensa por los derechos del colectivo”, desea Ingadottir.
Si bien es cierto que al menos hasta 2014 la totalidad de las mujeres que optaron por someterse a la prueba que detecta malformaciones en el feto decidieron finalizar su embarazo al conocer que su hijo nacería con Síndrome de Down, los datos demuestran que en Islandia siguen naciendo niños con la trisomía 21 y, por supuesto que no son “aniquilados”.
Gunnhildur Kristný Hafsteinsdóttir, la madre de Kolfinna, tiene otros dos hijos. El mayor, de 18 años, también nació con Síndrome de Down. “Todo ha cambiado mucho en Islandia”, reconoce. Ahora, con Kolfinna, de tres años, las posibilidades que ofrece el Estado para la atención que requiere son mucho más amplias, si bien su hijo mayor, Johann Stone, también ha recibido “apoyo escolar” para favorecer su integración.
Si Islandia pretendiera exterminar a los niños con Síndrome de Down, no habría ninguna asociación que defendiera sus derechos. Tampoco la selección islandesa de fútbol les habría homenajeado en su Día Internacional luciendo calcetines de colores, el emblema que se usa mundialmente para conmemorar la jornada.
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