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Un lugar para jugar en vez de pedir La Casa de la Estación, en Saint Louis (Senegal), rescata y acoge a niños de la calle que han escapado de sus escuelas coránicas, donde en muchos casos les maltratan y explotan Abdourahmane Soumaré, profesor y animador, juega con los niños en la Casa de la Estación. Niños saltan a la cuerda en la Casa de la Estación. Por las tarde, suelen jugar. El centro es para ellos un espacio donde pueden divertirse y socializar fuera de las dificultades y la dureza de la calle. El centro tiene aulas, enfermería y habitaciones con literas para sus inquilinos. Momento de la merienda. Todas las tardes, entre las actividades deportivas y educativas de la Casa de la Estación, se ofrece a los niños un bocadillo. Issa Kouyate, fundador de la Casa de la Estación, también ahce rondas para localizar a niños mendigos por la calle. Los críos se encargan del lavando la ropa. A primeras horas de la mañana los niños talibés salen de las escuelas a la calle para pedir limosna. Recorren las tiendas con sus latas buscando alimentos. Los 'marabúes' (profesores de enseñanza coránica) les exigen a los críos llevar de vuelta una cantidad de dinero al día que oscila dependiendo de la edad de los niños. Si no lo logran, algunos les someten a castigos y malos tratos. Muchos críos, hartos de la violencia a la que son sometidos, se escapan de sus escuelas. El señor Charleshorner atiende a un niño en la enfermería de la Casa de la Estación. Por las mañanas, los niños en las calles piden limosna y realizan distintas tareas para conseguir el dinero que les piden sus marabúes cuando regresan a sus escuelas. Sólo en Saint Louis hay 15.000 talibés, de los que unos 10.000 son obligados a mendigar a diario. Si no cumplen con su cuota diaria, unos 20 céntimos de euro, o si no se aprenden la lección, se exponen a castigos corporales y malos tratos. Niños de la calle practican kárate en la Casa de la Estación. Clases de alfabetización en el centro de acogida. La pequeña 'daara' (escuela coránica) de Mahamadou Ba, en el barrio de Pikine en San Louis. Lleva doce años ejerciendo de 'marabú' y tiene un pequeño grupo de diez talibés al que enseña a escribir y recitar el Corán