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La agencia del ‘casting’ de modelos de Balenciaga, acusada de maltrato

La firma rompe con Madia&Ramy después de que las maniquís pasaran tres horas encerradas y sin luz durante la selección para la Semana de la Moda de París

Desfile de Balenciaga de la colección otoño/invierno 2015-2016.
Desfile de Balenciaga de la colección otoño/invierno 2015-2016.IAN LANGSDON (EFE)

Balenciaga prescindirá a partir de ahora de su agencia habitual de casting, Madia & Ramy, después de que salieran a la luz acusaciones de maltrato a las modelos en la prueba para su desfile en la Semana de la Moda de París. James Scully, un conocido director de casting para desfiles que ejerce como “voz de la industria” para la web Business of Fashion, colgó el pasado martes un largo post en su cuenta de Instagram en el que denunciaba que los directivos de esa agencia dejaron a “más de 150 chicas” que habían sido convocadas para una prueba encerradas en una escalera sin luz “excepto por las pantallas de sus móviles” durante más de tres horas.

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“No solo fue sádico y cruel, también fue peligroso y más de una modelo con las que hablé se quedó traumatizada”, añade Scully, quien a la vez pedía a Balenciaga y al grupo al que pertenece que actuasen en consecuencia. Y la casa de moda lo ha hecho con rapidez: ha prescindido de la agencia, que todavía no se ha pronunciado, y ha enviado una carta de disculpa a los representantes de las modelos.

En el mismo escrito de Instagram, Scully hacía otras acusaciones, que no han sido aclaradas. Aseguraba que le consta que Lanvin pidió a las modelos negras que no acudiesen a su prueba, lo que la maison ha negado categóricamente. Una portavoz de la firma explicó que las acusaciones “son falsas e infundadas”.

La tercera denuncia del ombudsman oficioso de las modelos venía sin nombres. Según el director de casting, “otra de las grandes casas” intentó utilizar modelos de 15 años, lo cual entraría dentro de lo habitual. Hace apenas año y medio, una israelí de 14 años, Sofia Mechetner, desfiló para Raf Simons en Dior. Según su agente, antes de hacerse modelo, la niña se dedicaba a “fregar escaleras con su madre” y “si era suficientemente mayor para limpiar casas, lo era también para posar con vestidos de alta costura".

No es la primera vez que Scully, que suele trabajar para firmas como Carolina Herrera, Stella McCartney y Jason Wu, señala las prácticas injustas en un sector que, a pesar de recibir tanta atención mediática, sigue siendo opaco. Hizo campaña por la aprobación de la llamada Child Protection Model Law, la directiva contra el trabajo de menores en la moda, y en 2013 criticó a algunas de las marcas de lujo más potentes por trabajar casi exclusivamente con maniquíes blancas. Según dijo, Chanel, Saint Laurent, Louis Vuitton y sobre todo Dior caían en prácticas racistas. En aquella ocasión, sus palabras también surtieron efecto: en el siguiente desfile de la casa hubo varias modelos negras.

El trabajo de las maniquíes de pasarela, que a menudo ni siquiera cobran por su trabajo —se considera que es una buena promoción para ellas y pueden recibir una prenda de la marca en lugar de dinero— sigue estando bajo sospecha a pesar de los esfuerzos de portavoces como el propio Scully y de asociaciones como The Model Alliance, una ONG que fundó en 2012 la exmodelo Sara Ziff para actuar como sindicato. Ziff se basó en su propia experiencia. A los 14 años le pidieron que se quitara la ropa en una sesión de fotos, a los 15 le ofrecieron drogas y para cuando decidió retirarse, a los 29, estaba acostumbrada a escuchar: “Te pagan para estar guapa. Ahora, cállate”.

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