La valentía de un niño
¿Saben ese gesto de los niños cuando se enfrentan a una situación desconocida y no deseada? Están serios, escuchan a su padre que los coge de la mano encaminándolos hacia ese lugar irremediable, la escuela, el médico, un hospital. Él les explica la necesidad, que no va a pasar nada. Al acabar de hablar se detienen, hay que comprobar que ha entendido. Y el chaval en silencio desde allí abajo en su estatura sin levantar la cabeza mirando al frente hace un repiqueteo con la cabeza y afirma, frunce algo los labios, accede y se dispone a cumplir con su obligación siempre confiando en su padre. No llora. Siguen caminando. Bien. Pero ahora nos hemos acostumbrado a verlos muertos en la playa. Estoy seguro de que los niños hacen ese gesto antes de subir a la patera y que les da miedo, cogidos de la mano de su padre o el traficante, valientes en silencio con esa responsabilidad adulta que les sobreviene no sabemos desde qué interior tan grande y profundo. Para vivir o morir. Si al menos tratáramos bien a los que sobreviven tras el esfuerzo.— Francisco de Asís Poveda Monge. Alcàsser (Valencia).