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Tentaciones

¿Cuántas veces se repite en 'El Resplandor' el número 42?

A Simon Roy la terrorífica película de Kubrick le hablaba de su propia vida, hasta que encontró su exorcismo en un libro que publica Alpha Decay

¿Recuerdas la primera vez que viste El resplandor? Simon Roy, profesor de Literatura en un instituto de Quebec, desde luego que sí. "Yo tenía 10 años, y ninguna conciencia del impacto que esa película iba a tener en mi vida". El clásico de terror de Kubrick le inquietó entonces por un momento en concreto, y no es aquel en el que las hermanas Grady invitan al pequeño Danny a jugar con ellas. 

"De aquella vez únicamente recuerdo la escena en la que él y su madre visitan la cocina. Pero la recuerdo muy claramente". Especialmente la frase que pronuncia el cocinero Halloran: "¿Te apetece un helado, Doc?". "Escuchar esa voz doblada y ralentizada me aterrorizó. Sentía que se dirigía a mí directamente. No tuve valor para verla de nuevo hasta el final de la adolescencia", confiesa.

Di no a la conspiranoia

"A pesar de lo que se pueda pensar, no me paso el día leyendo teorías sobre El Resplandor", asegura Roy. "Hay que distinguir entre lo pertinente y lo delirante. El caso del documental Room 237 es elocuente. Por favor, ¡buscaos una vida!"

Pero volvió a verla. Muchas veces. De hecho, le gusta decir que han sido 42, en honor al número que se repite continuamente en el filme —"Danny tiene el 42 en su pijama, en el parking del hotel hay 42 coches, Danny repite redrum 42 veces…", enumera Roy— aunque probablemente sean unas cuantas más. Y más allá del terror o la fascinación, su relación con la cinta se volvió íntima. "Comencé a establecer paralelismos entre El resplandor y mi vida familiar a medida que les ponía la película a mis estudiantes". Como Danny, el niño que recorría el hotel Overlook en triciclo, él también tuvo cerca el peligro. "Cuando tenía 16 años mi madre intentó suicidarse. Desde entonces viví con esa amenaza sobre mí. Me decía: '¿Y si lo vuelve a intentar?". Y pasó. "En 2013 volvió a hacerlo, y aquella vez lo consiguió. Al revés que Danny, yo no conseguí derrotar a los demonios de mi madre".

Esa tragedia fue el origen de Mi vida en rojo Kubrick, ensayo publicado por la editorial Alpha Decay en el que combina su obsesión por el filme con esa y otras nubes de su pasado —un abuelo psicópata como Jack Torrance o la desaparición de su tía, gemela de su madre— en una suerte de exorcismo. "Mucha gente ve Sonrisas y lágrimas porque les hace sentir bien, así que El resplandor es mi propia feel good movie. Me ofrece un desenlace más feliz que el de mi propia historia: un niño que consigue salvar a su madre de la muerte". Un plot twist vital que ni Kubrick habría imaginado.

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