Sueñan con servir a los millonarios. Reciben formación casi militar. Entramos en The International Butler Academy, que forma a los mayordomos del siglo XXI.
La tarea más delicada para un mayordomo, la que no consiente el menor despiste, es el servicio de mesa; algunas cenas con invitados requieren un día entero de preparativos. Fernando MoleresViljam Zuklic, de 42 años, croata y mayordomo jefe en una villa privada de su país, se inscribió en The International Butler Academy para perfeccionar sus conocimientos; por las ocho semanas de formación hay que pagar 13.750 euros de matrícula. Fernando MoleresKolja Quintanar, suizomexicano de 48 años, tiene amplia experiencia en hoteles y restaurantes. Comparte curso con jóvenes que aprenden el oficio.Fernando MoleresToni Plosner, un alemán de 22 años que trabaja de estilista gastronómico (su cometido es perfeccionar el aspecto de los alimentos), coloca la corbata a su compañero Laurens Lievens, belga de 20 años, chef, sumiller y uno de los alumnos más aplicados de su promoción. Fernando MoleresEl colombiano William Kaisaal ha sido, a sus 59 años, el más veterano del curso; ocupa un cargo de dirección en un hotel de Miami. Fernando MoleresLa griega Olympia Mouka, de 43 años, es gerente de un restaurante, pero aspira a trabajar en un hotel de cinco estrellas. Tras ella, la española María Hernández, de 30 años, que viene de cuidar niños en Londres.Fernando MoleresEl alemán de 20 años Dominik Fohrenbacher se ha quedado, tras completar el curso, como asistente personal del director de la academia; detrás de él, el italiano Adone Hofer, de 20 años, procedente de una familia acomodada de Florencia y jugador profesional de golf. Fernando MoleresAna Lago, de 44 años, es gerente de hotel en España y ahora espera trabajar en una casa para asumir funciones de mayordoma y asistente personal. Fernando MoleresEl chino Zhaoda Ge, de 20 años; la nueva clase opulenta en su país lo han convertido en uno de los principales mercados para mayordomos. Fernando MoleresToni, Zhaoda, Patrick y James, alumnos de The International Butler Academy de Simpelveld (Holanda), entrenan sus sonrisas con un bolígrafo en la boca. Fernando Moleres
