El engaño de la “movilidad exterior”
La ministra de Trabajo, Fátima Báñez, define la salida de los jóvenes que van a trabajar fuera de su país como “movilidad exterior”. ¿Alguien con dos dedos de frente puede pensar que nos gusta que nuestros hijos estén a 12.000 kilómetros de distancia? ¿No se da cuenta que si nuestros hijos tuvieran trabajo con una remuneración decente, que les permitiese independizarse, mantenerse y formar un hogar, no emigrarían a la otra punta del mundo recién terminados sus estudios? ¿Teniendo, además, que pasar por la tristeza, en muchos casos, de estar solos, enfermar y hasta morir solos, sin su familia? ¿Con la angustia de los padres cada vez que te dicen que se encuentran mal y no puedes hacer nada? ¿Cómo alguien puede llamar a la disgregación familiar “movilidad exterior”? Me siento herida y triste. Ojalá que quienes gobiernan en este nuestro país fueran personas con principios y valores morales sólidos.— Teresa Hoyos.Madrid.
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