Fernando Romay y 'Hugo', el grandullón

RETIRADO DESDE hace más de 20 años, Fernando Romay recorre casi a diario el parque madrileño de Juan Carlos I en compañía de su perro, Hugo. Como su dueño, este labrador de color canela destaca por su tamaño. “Es más grande que los perros de su raza. Ha querido crecer más para estar a la altura de toda la familia”, ríe el exjugador –de 2,13 metros de altura– que se convirtió en el primer gran pívot del baloncesto español, en la década de los ochenta.

Romay ha tenido perros desde niño. A Hugo se lo regalaron hace siete años y reconoce que su talla le hace más difícil llevarlo a ciertos espacios públicos, como restaurantes o cafeterías, pero se ha convertido en su fiel compañero de caminatas. “Ahora solo paseamos, porque tengo mal las articulaciones y ya no podemos correr”, explica el exdeportista, de 57 años.

Romay y 'Hugo' caminan entre la niebla en el parque madrileño Juan Carlos I.nani gutiérrez

Cuenta que Hugo es cariñoso, dócil, ágil y muy listo. “Probablemente, de todos mis hijos, es el que más se parece a mí”, bromea. “Un día descubrió que si tocaba el timbre, abríamos la puerta. A partir de entonces, cuando estaba en el jardín y quería entrar, se apoyaba sobre las patas traseras y levantaba las delanteras para hacerlo sonar. Hasta que una tarde, lo quemó de tanto llamar”. Romay no le da importancia a estas travesuras. “Hay que aceptarlos tal y como son, porque tú les das una y ellos te devuelven mil”.