Sobrevalorada
Definir a Meryl Streep como una actriz sobrevalorada es como decir que Albert Einstein es un físico sobrevalorado
Meryl Streep y Clint Eastwood simbolizan algunas de las mejores cosas del cine de las últimas décadas. Entre otras, Los puentes de Madison, interpretada por ambos y realizada por él. Ellos representan también los dos bandos ideológicos: ella es demócrata y él republicano y ninguno se ha cortado un pelo en pregonar sus preferencias. No parece que esa transparencia les haya restado devociones significativas, aunque muchos se echaron las manos a la cabeza al comprobar que la animadversión de Eastwood hacia Obama y Hillary Clinton le llevaba a piropear al venenoso Trump. Se asumía con cierta naturalidad que Eastwood fuera conservador, pero no un fanático ni un idiota. Era intragable que alguien que había dirigido Bird o Mystic River se declarara feliz con la victoria de un adversario tan descaradamente peligroso de la decencia, la paz y la cultura.
Al otro lado del ring, Meryl Streep. 40 años en la cumbre, 10 Globos de Oro, tres Oscar y otras 16 nominaciones. Cualquier actriz del mundo la tiene en un altar. Penélope Cruz se refiere a ella como "la jefa". No se sabía de nadie que vacilara al colocarla entre las indiscutibles pero ya ha aparecido. Trump, enrabietado por el espectacular zasca que Streep le ha dedicado, no ha decepcionado y ha estado a la altura de sí mismo. La ha definido como una actriz sobrevalorada, que es algo así como decir que Albert Einstein es un físico sobrevalorado. Clooney o De Niro han arropado a su compañera pero, hasta ahora, no se tienen noticias de Eastwood. Se ha debido meter debajo de la mesa, al advertir que ha dado la cara por un tipo que, como cretino, está completamente infravalorado.
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