¿Por qué 'Star Wars' es el 'Yo Fui a EGB' del cine (facilón, infantil y nostálgico)?
Bienvenidos al amor del odio. Te contamos los motivos por los que esta saga conocida en todo el mundo no es tan buena ni original como se cree
Star wars se ha convertido en uno de los axiomas culturales insondables de la humanidad. Los waries, que años atrás eran una minoría freak, se extendieron como la peste con la llegada de Internet y la melancolía generacional. Criticar el mundo estelar de George Lucas es una tarea tan peligrosa como blasfemar, profanar templos y quemar escrituras sagradas. Es por ello que la religión de Star wars, basada únicamente en la fe y en los muñequitos de acción, es un auténtico desafío para el buen hater. Es el momento de consagrarse en el odio atacando a uno de los fenómenos culturales más infantiles e irracionales de todos los tiempos. Y sí, utilice sin mesura las palabras infantil e irracional para soliviantar a las turbas de fans.
1. Star Wars no es original
Y no solo no lo es, sino que es un segundo plato. George Lucas, que en los 70 se lo tenía muy subidito, quería los derechos de Flash Gordon. Como no se los dieron, se enfadó muy fuerte y decidió crear un universo propio, cambiando al Emperador Ming por Palpatine y Darth Vader. Cogió el argumento de La fortaleza escondida de Kurosawa, metió los planos estelares de 2001 de Kubrick, copió los interiores de naves de Star trek y, para rematar, se trajo a C-3PO de Metropolis. La historia de Skywalker y Han Solo es un remix de todas las narrativas de los héroes griegos, desde Edipo hasta Odiseo. El bien y el mal. La luz y la oscuridad. Todo innovación.
2. La nostalgia selectiva, el secreto del éxito
Yo tenía un compañero en el colegio que me insultaba y me trataba realmente mal. Muy de vez en cuando nos llevábamos muy bien, jugábamos juntos y nos divertíamos mucho. Pero mi amigo era malo, era un verdadero cabrón el 90% de las veces. Lo mismo pasa con Star wars. ¿Las tres precuelas no cuentan? ¿El retorno del Jedi merece la calificación de obra maestra? El fan de Star wars utiliza su memoria para lo que le interesa: Chewbacca sí, Jar Jar Binks no; Luke Skywalker sí, Anakin no; Darth Vader sí, Kylo Ren no... y así una lista infinita. Tramposos.
3. El episodio VII es una castaña
Un buen hater podría utilizar los episodios I, II y III para atizar a la saga en condiciones, pero sería tan fácil que nos quitarían el carnet de intelectual. El episodio VII, sin embargo, es una de las películas más sobrevaloradas de la historia (un 8,2 en IMDb) y que se basa en dos fenómenos: la fe ciega de los fans y la necesidad de que alguien les arreglará las tres cagadas anteriores de George Lucas. Para ello Disney fichó al edulcorado J.J Abrams, el Michael Bay de las franquicias, que sabe mucho de escenas de acción, pero poco de guiones originales. La amenaza fantasma va de una heroína que vive en el desierto, aparece un robot redondo que mete pitidos, se encuentra con los rebeldes, se convierte en la esperanza de la luz, la paz y el buen rollo y, de manera milagrosa, vence al malo que lleva un casco negro y consigue desbaratar los planes del imperio de destruir planetas con un rayo mortífero. Nada que ver con la primera de las películas.
4. Una máquina de enchufar merchandising
Si pusieran a la venta orina de Jedi embotellada, la gente la compraría. Si usted desea llevar la conversación a un nivel insospechado de rabia y tensión, diga esto: "Durante años os habéis tragado todo el merchandising y marketing de Star wars hasta conseguir que os frieran el cerebro". Los ewoks estaban pensados como unos seres salvajes y caníbales hasta que cambiaron la idea para hacer peluches. Permitió que los fans creasen contenido no oficial con el nombre de Star wars y, años después, volvió para recoger las ganancias de un universo que ni siquiera había construido. Eso sí, casi se carga la gallina de los huevos de oro, que gracias a Disney se ha multiplicado por cien. Debe pensar, con razón, que sus fans son un poco idiotas.
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