El precio abusivo de la energía
Por imperativo urbanístico, las viviendas construidas en nuestro país en los últimos años disponen de sistemas de climatización que permiten mantener temperaturas agradables en su interior. Es un avance por el que cabe felicitarse. Aunque hay un pero: cuando visitas algunas de ellas —muchas habitadas por jóvenes, personas solas o por familias con rentas escasas— ves que esos sistemas de confort están apagados; y cuando preguntas te dicen que no los utilizan nunca porque la energía que consumen es muy cara. Se arreglan con un pequeño radiador o calefactor y en verano con un ventilador. Una flagrante contradicción: el Gobierno autoriza los precios energéticos y a su vez exige equipos que no se van a utilizar dado su elevado coste. La coherencia es posible si las autoridades fijan medidas y precios basados en la realidad y el sentido común.— Joan V. Llàcer Mont. Algemesí (Valencia).
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