Navidades de oro para los medallistas españoles
Los atletas olímpicos Saúl Craviotto, Ruth Beitia, Sarai Gascón y Marc López celebran con EL PAÍS las fiestas de su año triunfal
Las luces de colores, el turrón, los regalos y la piragua o las gafas de bucear, o la raqueta, o las zapatillas de saltar, ¿por qué no? Este año, los deportistas españoles vivirán unas Navidades doradas al haber acumulado grandes éxitos en los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Río de Janeiro: 17 y 31 medallas, respectivamente. Cuatro de ellos, el piragüista Saúl Craviotto, la atleta Ruth Beitia, la nadadora Sarai Gascón y el tenista Marc López, han abandonado sus entrenamientos y apretadas agendas para ponerse en manos de los estilistas y festejar estas fechas con los lectores.
Todos despiden 2016 contentos. Pero es Marc López quien lo reconoce con mayor énfasis: “Ha sido uno de los mejores años de mi carrera”. El tenista barcelonés, de 34 años, se hizo con el oro olímpico de dobles parejas con Rafael Nadal. Y ganó también el Open de Doha y su primer Grand Slam en Roland Garros. Ambos campeonatos, junto a Feliciano López, su compañero habitual. “Todos quieren jugar con él. El próximo año seguiré con Feliciano, aunque en enero compito junto a Nadal en Australia”, explica mientras se dispone a ponerse un traje de García Madrid, una firma de moda masculina en plena expansión, española como el resto de las elegidas para esta sesión.
Saúl Craviotto es el chico de moda, el embajador de la piragua. Desde que volvió de Brasil, en su agenda hay pocos huecos libres, aunque sabe que los actos sociales y la presencia en los medios de comunicación son parte de la dinámica olímpica. “Todo lo que pueda decirse sobre el piragüismo para popularizarlo bienvenido sea”, argumenta. Aprieta los ojos mientras pronuncia estas palabras para que la maquilladora pueda pasar mejor el pincel. Dos meses antes estaba jugándosela en cuestión de 32 segundos, junto a su compañero Cristian Toro, en el canal de Lagoa, al sur de Río de Janeiro. Se llevaron el oro. Dos días después, en solitario, Craviotto ganaba el bronce.
El piragüista ha pedido un permiso en la Policía Nacional de Gijón, donde trabaja, para poder vestir este esmoquin de la casa Félix Ramiro, una sastrería con más de treinta años de trayectoria. Su aspecto se aleja del estilo deportivo al que nos tiene acostumbrados. En Navidades, deja el chándal por algo más formal aunque cómodo. Vuelve a Lleida para celebrar las fiestas, aunque desde que está casado se tiene que repartir entre su familia y la de su mujer.
Las Pascuas en casa de la atleta Ruth Beitia también son multitudinarias. Los regalos los reciben en Papá Noel, “porque durante muchos años yo me marchaba a entrenar a Barcelona la primera semana de enero”.
Al igual que Craviotto, Beitia ha vuelto de Río por la puerta grande del deporte ganando el oro olímpico. También comparte con él su trabajo en otro puesto público. Desde 2011, esta santanderina es diputada por el PP en Cantabria. “Soy muy organizada, me muevo a golpe de agenda”, comenta. Si no lo hiciera, no podría entrenar, acudir a los plenos y participar en todos los eventos en los que se la requiere, como esta sesión de fotos en la que aparece vestida por Ángel Schlesser. Beitia es imagen de esta marca, también santanderina, fundada en 1988, con la que se deshace en halagos. “Me gusta porque es moderna sin perder el corte clásico que me sienta muy bien, además de resultar muy cómoda”.
Sarai Gascón, tímida y observadora, vuelve a la infancia y sus Navidades con el Pato Donald que lleva estampado el jersey de la diseñadora madrileña Ana Locking que ha elegido para la sesión. Le encanta. La prenda pertenece a la colección bautizada Anti Héroe, que rinde homenaje a todos los héroes anónimos sin reconocimiento cuyo día a día supone una lucha, algo que encaja muy bien con los deportistas paralímpicos. Sarai se identifica con ella: “Nuestros juegos han ganado relevancia, pero aún no somos tan visibles como los olímpicos”. Y eso que su palmarés duplica el de aquellos.
A sus 24 años, es una auténtica veterana tras ganar medallas en tres Paralimpiadas. “Esta temporada he disfrutado mucho más de las competiciones. Ya no me agobio tanto”, confiesa. Nació sin medio brazo, en Terrassa en 1992. No considera que su carencia sea una discapacidad. “Siempre he sido así y así me gusta ser. Nunca me ha perjudicado. De hecho, gracias a mi discapacidad he participado en los Juegos Olímpicos y he podido venir a esta sesión”, añade la nadadora. Piensa en el momento en el que su familia vea las fotos. “¡Mis sobrinos creen que soy famosa!”, afirma entre risas.
A Ruth nada le aguará estas Navidades. “Las pasadas fiestas tuve a mis padres hospitalizados, así que ahora que estamos todos juntos de nuevo van a ser geniales”. No pide nada especial a Papá Noel. Se siente completa. “No soy nada materialista, mi sueño era conseguir esta medalla. Lo he pedido cada año en el brindis. Todos esos deseos que he anhelado toda mi vida han sido condensados en el oro olímpico. Mis sueños se han hecho realidad. ¡Feliz Navidad!”.
Saúl Craviotto, piragüista
Cuando ganó su primer oro en Pekín 2008, se tatuó los aros olímpicos en la cara interna del bíceps derecho. Tras sus dos platas de Londres 2012, se los grabó en otro brazo. Ahora, con un oro y un bronce en Río de Janeiro 2016, ha seleccionado el tríceps del brazo derecho. Aún tiene espacio en su amplia musculatura para un par de Olimpiadas más. “Un piragüista puede llegar hasta los 40”, apunta Saúl Craviotto, ilerdense de 32 años y 1,92 metros de altura, que asume su nuevo papel de estrella con humildad. “El triunfo conlleva la popularidad y hay que saber llevarlo”.
Con sus últimas victorias, se suma así al selecto club de deportistas españoles que han alcanzado medallas en tres Juegos diferentes: la tenista Conchita Martínez, el jugador de balonmano Demetrio Lozano, el ciclista Joan Llaneras y el palista David Cal. El oro lo consiguió junto a Cristian Toro, de 24 años, nacido en Venezuela y nacionalizado español, en el K2-200. Con él lleva entrenando 10 meses. El bronce lo atrapó en el individual de 200 metros.
Comenzó a practicar en el río Segre, seis años antes. “Mi padre me inculcó el piragüismo, pero me lo planteé como diversión. Con 15 empecé a creerme que podía competir”. Llegará a Tokio 2020 con 35 años. Una meta a largo plazo. “Tengo que centrarme en los campeonatos mundiales, los europeos y los nacionales”.
Ruth Beitia, saltadora de altura
La serenidad de Beitia en la pista es legendaria. Mientras las demás atletas paseaban inquietas por la pista, ella se reía y charlaba amistosamente con ellas. “Estaba allí para divertirme”, argumenta.
Siente esta última victoria como un regalo extraordinario inesperado. "Después de quedar cuarta en Londres, cualquier resultado sumaba”. Entonces decidió que no podría continuar unos Juegos más. Pero, tras reflexionar, regresó a los entrenamientos con Ramón Torralbo, su preparador desde hace 26 años. “Ha valido la pena. En Río mi corazón latió con más fuerza que nunca”, asegura la medallista con una sonrisa.
Esta santanderina de 37 años ha hecho historia al ser la primera campeona olímpica del atletismo español. Además de la primera vencedora nacional de la IAAF Diamond League por partida doble en 2015 y 2016, una de las competiciones más prestigiosas del atletismo. Una proeza para alguien que compagina los entrenamientos con sus estudios de Psicología y su labor como parlamentaria del Partido Popular.
Ruth Beitia no se rinde. “Tengo la vista puesta en el Europeo a pista cubierta de Belgrado y el abierto de Londres, en la misma pista en la que se esfumó mi sueño, donde abandoné mi deporte”. No se retira. Es la fuerza del latido de Río de Janeiro.
Sarai Gascón, nadadora
A Gascón le gustaría ser profesora de educación infantil, como su madre o entrenadora. Por eso estudia un grado superior en Deporte, mientras se somete a los exigentes entrenamientos que la han llevado a ganar cinco platas y un bronce, tres de ellas en Río. Debutó con 14 años en el Campeonato Mundial de Natación de Durban (Sudáfrica), donde fue oro y bronce. En todas las competiciones en las que ha participado, ha accedido al podio. Sin embargo, el oro se le resiste. “He sido tres veces campeona del mundo, pero me he quedado a tan solo una décima de lograr un oro en los Juegos en dos ocasiones”, confiesa.
Comenzó a los nueve años en el Club Nataciò Terrassa, junto a otros nadadores sin discapacidad. "Me motivaba ir al ritmo de los otros”. No le costó adaptarse al Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat del Vallés al que se trasladó con 17 años. Tras Río, ha cambiado de entrenador y regresado al club de Terrassa. “Creo que es donde puedo dar un poco más de mí para el próximo mundial”.
Marc López, tenista
Aprendió a jugar en la pista y en la pantalla. “Cuando volvía de entrenar, jugaba al Virtua Tennis en los recreativos de Sans”, explica el deportista barcelonés.Su perseverancia en el tenis real le llevó al puesto 106º en la clasificación ATP, una hazaña para cualquiera aunque no suficiente para la élite. Entonces decidió probar jugando en compañía y se sintió más cómodo. "Me di cuenta de que se me daba mejor que el individual. Estaba más motivado", admite López.
Y parece que no se equivocó. Este año lo ha conquistado casi todo junto a Feliciano López y Rafa Nadal. “No me esperaba la victoria olímpica. Ganar cualquier Grand Slam o particularmente Roland Garros siempre han sido mi objetivo. Así que los Juegos son un extra”.
López se siente feliz como jugador de dobles. “Es más interesante porque, si uno tiene un mal día, el otro puede salvar las jugadas". Conoció a Nadal cuando el mallorquín tenía 12 años y él 16, en el trofeo Conde Godó. “Jugamos un set y le gané 6-0”, dice. Pese a los elogios y la compenetración con el jugador número nueve del mundo hoy, aunque llegó a liderar la clasificación, López seguirá blandiendo la raqueta junto a Feliciano en 2017. Y asegura que tiene carrera para rato. “El recorrido del atleta de dobles es más largo, se puede competir hasta los 40 años”.
*En las fotos grupales, Saúl Craviotto (izquierda) lleva un esmoquin de Félix Ramiro, corbata de Pedro del Hierro, camisa de Mirto, pañuelo y tirantes de Soloio y zapatos de Geox. Ruth Beitia (centro izquierda) luce un vestido de Ángel Schlesser y deportivas de Nike. A su lado, Sarai Gascón, blusa y falda de Moisés Nieto y sandalias de Pedro García. Marc López viste de García Madrid.
En las individuales, Craviotto viste jersey y pantalón de Tenkey, cinturón de Soloio y zapatillas de Reebok. Ruth Beitia luce jersey y falda de Ángel Schlesser y zapatos de Juanjo Oliva. Sarai Gascón lleva una sudadera de Ana Locking. Marc López, con sudadera, pantalón y pajarita de García Madrid.
Asistente de iluminación: Daniel Sánchez. Estilismo: José Luis Díez-Garde. Ayudante de estilismo: Elisa Chueca. Maquilladora: Mariví Cabestrero. Atrezo: Salomé García. Agradecimientos: Piragua-Madrid.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.