Las fotos en blanco y negro de Jordi Esteva reflejan los enigmas de Socotra con una calidad onírica mientras bucean en su memoria. Tierra de magos y fábulas, el solo nombre de la isla, que pertenece a Yemen, provocaba miedo en los marinos árabes, que apenas se atrevían a visitar sus costas y evitaban el interior, poblado de espíritus y monstruos.
Un drago, el árbol que según la tradición nació de la sangre vertida en la lucha entre un elefante y un dragón.Jordi EstevaLos socotríes parecen vivir ajenos al tiempo y conservan tradiciones preislámicas.
Jordi EstevaPastores socotríes. Las mujeres siguen vistiendo de colores y participan en las veladas poéticas junto al fuego, en las que se narran historias en una lengua antigua emparentada con la de la reina de Saba.
Jordi EstevaDos de los elementos característicos de la isla de Simbad: el camello y el drago, el árbol de la sangre del dragón, en un vivac.
Jordi EstevaAl fondo, las montañas de Socotra, de las que se dice estar habitadas por genios y seres sobrenaturales.
Jordi EstevaPalmeras y nubes reflejadas en una poza, en un pequeño oasis de la isla.
Jordi EstevaAves de la isla, émulas de las legendarias Fénix y Roc que según las leyendas hicieron sus nidos en Socotra.
Jordi EstevaEl pastor Aisa Ma’alha. Los socotríes tienen fama en el arte de lo oculto y les encantan las historias de misterio.
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