Se buscan candidatos a dirigir Telemadrid
Radio Televisión Madrid abre un concurso público similar a los convocados por la BBC
Algo bueno han copiado las televisiones españolas de la envidiada BBC: la búsqueda de directivos a través de anuncios en la prensa. La corporación británica, considerada el paradigma de lo que debe ser un medio audiovisual de titularidad pública, utilizó este recurso en 1999 para seleccionar al sucesor de John Birt. En aquellos tiempos, con Tony Blair al frente del Gobierno británico, la BBC aspiraba a un “sueño imposible”. Encontrar a una persona “capaz de dirigir una organización complicadísima, estimular la creatividad y aguantar las presiones de los políticos”.
Varios diarios españoles publicaron a mediados de noviembre un anuncio —casi clandestino, por cierto— que daba cuenta de una convocatoria pública para la selección de director general de Radio Televisión Madrid. El ente autonómico es en teoría menos exigente que la BBC. Demanda “personas de reconocida cualificación y experiencia profesional”. El concurso, abierto a candidatos de toda la Unión Europa, tiene una vasta manga ancha: los pretendientes, hombres o mujeres, deben ser mayores de edad y no exceder el tope de la jubilación forzosa, ser doctor, licenciado o tener el título de grado y haber desempeñado al menos durante cinco años trabajos de administración, alta dirección, control o asesoramiento en entidades públicas o privadas del sector de la comunicación.
A ojo de buen cubero, puede haber millones de personas en la UE cuyo perfil se ajuste a tales requisitos. La cuestión es cómo se realiza la criba. El proceso final corresponde al consejo de administración de RTV-Madrid, que elevará el nombre del aspirante a la Asamblea. El elegido será examinado por los diputados regionales. Para el nombramiento se requiere una mayoría de dos tercios de los votos, lo cual obliga a un consenso de al menos tres de los cuatro grupos representados (PP, PSOE, Podemos y Ciudadanos). Telemadrid ofrece empleo fijo durante seis años y promete que el investido trabajará con “plena independencia y neutralidad”, sin que pueda recibir “instrucciones o directrices” del Gobierno de la Comunidad de Madrid o de los partidos.
Lo que no dice la convocatoria es que el designado encontrará una televisión con un presupuesto raquítico, una audiencia bajo mínimos (Telemadrid obtuvo el 4,5% de cuota de pantalla en octubre y La Otra, el 0,7%) y una calidad resentida tras un ERE que afectó a dos tercios de la plantilla. Pero el mayor hándicap será desprenderse de esa imagen de manipulación informativa cultivada durante el mandato de Esperanza Aguirre. En Telemadrid todavía se recuerda aquel documental que en marzo de 2005, un año después de los atentados del 11-M, envió el entonces director general, Manuel Soriano, a un colaborador de Aguirre antes de su emisión: “Pásaselo a la presidenta. Creo que ha quedado bastante bien cinematográficamente e ideológicamente”. Así, es difícil pensar que Aguirre se quejara de Telemadrid. Todo lo contrario que en la BBC, cuyas informaciones han sido cuestionadas a menudo por los Ejecutivos de Margaret Thatcher, Tony Blair o David Cameron.
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