Melania, interiorista
Imagínense el cuadro flamenco que puede resultar después de una 'trumpintervención' en la Casa Blanca
Es posible que suene algo frívolo con la que se nos (puede) viene encima pero… ay, déjenme que me eche las manos a la cabeza con un tema menor-mayor: el interiorismo de la Casa Blanca. ¿Qué es lo primero en lo que un magnate inmobiliario querrá meter mano en cuanto oficialmente lo llamen Mr. President? ¿El Obamacare? ¿El acuerdo nuclear con Irán? ¿El muro de la vergüenza mexicano? Todas respuestas equivocadas. ¿Sabían que cada nueva pareja presidencial tiene el derecho de alterar la decoración de su residencia durante su mandato? Sip. La respuesta correcta es esta: redecorar la Casa Blanca.
Desde su construcción a principios del siglo XIX, la Casa Blanca, ha pasado por varias reformas con los presidentes Jackson, Roosevelt, Truman y Kennedy. Y si han visto las fotitos en las que Barron posa a lomos de un león de peluche mientras sus padres clavan sus miradas de acero azul a lo Zoolander desde sendos sillones del trono, imagínense el cuadro flamenco que puede resultar después de una trumpintervención. Toneladas de oro, jarrones chinos, cornucopias y suelos de mármol: de White House a Golden House. Perdonen, pero, arghhhhh.
Afortunadamente existe una asociación fundada por Jackie Kennedy para proteger, conservar y dar acceso publico a la historia de la Casa Blanca, la WHHA o White House Historical Association. Las damas de tan noble institución deben estar al borde de un ataque de alergia al pan de oro. Mi recomendación, si no puedes con tu enemigo, únete a él. La nueva tendencia se llama trumpmaximalismo. Señoras, dejen sus frascos de sales y dense al slivovitz, que es un alcohol esloveno que coloca más que el Chardonnay.
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