Jarvis Cocker, el ídolo que abdicó, en la portada de ICON de noviembre

Jarvis Cocker decidió hace tiempo que ya no quería ser una ídolo ni salir en más portadas. Sin embargo, ha accedido a convertirse en la estrella de la de ICON de noviembre. El que fuera líder de Pulp, banda que definió el pop de los años noventa, vive en una apacible semiclandestinidad en París desde que finalizara en 2012 la gira de reencuentro del grupo. Llevaban diez separados cuando la banda se reunió para ofrecer una veintena de conciertos en la mayoría de los grandes festivales del mundo.

“Fuimos muy felices al volver. Era algo bueno, no algo triste”, asegura el músico. Hoy Cocker puede hacer, y hace, lo que quiere. La gira de regreso de Pulp le reportó el beneficio suficiente como para dedicarse a actuar un jueves cualquiera ante únicamente 100 personas o a dar una charla en Oslo. Ya no siente la presión de querer ser famoso ni la de serlo tanto como para no saber manejarlo. “De niño pensaba que la fama era como esa escena de Fiebre del sábado noche en la que Travolta entra en el club y todos le admiran. En realidad es bastante desolador”, confiesa.

En este número, que se podrá adquirir gratis con EL PAÍS el sábado 5 de noviembre y comprar en los quioscos por tres euros el resto del mes, ICON hace un repaso de los restaurantes a día de hoy más deseados del mundo. Buenos Aires, Estocolmo, Los Ángeles, Manchester, Madrid, Barcelona, Nueva York o Bogotá son algunas de las ciudades que alojan los restaurantes de moda donde cualquiera querría dejarse ver. Además, en otra sección descubrimos que las prendas de diseño que despuntan esta temporada se funden a la perfección con los clásicos del siglo XX.

No nos olvidamos de la figura de Donald Trump, el político que se ha empeñado en parecer, actuar y hablar como un chiflado hasta tal punto que ya nadie puede asegurar que no lo sea. Aaron James, doctor en filosofía por la Universidad de Harvard, sin embargo, opta por llamarle “imbécil”. James, además, ha publicado Trump: ensayo sobre la imbecilidad, un libro donde elabora una minuciosa definición de lo que significa la palabra.

“Un tipo que actúa impulsado por la firme convicción de ser especial y no estar sujeto a las normas de conducta comunes a todos los demás”. Esto es lo que el catedrático entiende por imbécil, y observa que Trump ha superado esta categoría para crear una propia en esta poco honrosa especialidad: “Pertenece a una clase particular de payaso bobo-hombre espectáculo. Es un charlatán que no guarda respeto alguno a la verdad”, afirma Aaron James.

Este mes regresa nuestro especial Design. En él, con la misión de responder a la pregunta “qué es una casa para uno”, ICON ha retratado las viviendas de cuatro hombres de perfiles relacionados, pero de circunstancias y generaciones distintas. Porque, a fin de cuentas, una casa es una auténtica declaración de principios. Además, pasamos una tarde con Philippe Starck –el único diseñador al que conoce la gente que no sabe de diseño– en su casa de Cascais (Portugal). Ocasión que el entrevistado aprovechó para repetir que no quiere que le llamen diseñador. “Sólo soy un tipo que intenta merecer existir y que tiene una enfermedad llamada creatividad. Porque a mi nivel, y por mi volumen de trabajo, creo que se podría calificar de enfermedad mental”, afirma.

Además, el 13 de octubre se celebró la entrega de los III Premios ICON y sí, está feo que lo digamos nosotros, pero la noche fue un éxito que desafió hasta a los elementos. En el número de noviembre damos fe de ello.

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