Maquillajes y peinados bailan al ritmo que marcan los años y las modas. Estos ‘looks’ se han convertido en la bandera que representa a cuatro décadas de estilo de vida.
El grupo Mecano se colaba en una fiesta y lo hacía al ritmo de “sombra aquí, sombra allá, maquíllate, maquíllate…”. La letra no era baladí porque en lo que a imagen se refería la época no dejaba lugar a dudas: ¡fuera la naturalidad!, ¡viva el exceso! Los rizos mandaban, los peluqueros se hartaban de hacer moldeadores y la laca era la reina del neceser, donde también triunfaba con desenfreno el colorete, y los verdes, fucsias, morados y rojos para ojos y labios. Maquillaje: Roberto Siguero para Lancôme. Peluquería: Eva Escolano. Estilismo: José HerreraLuis BartaLas top models se convirtieron en estrellas y en iconos de una generación. La ondulada melena de Cindy Crawford y su lunar sobre el labio dejaron huella. La pasión colorista de los ochenta rebajó su intensidad para dar paso a toda la gama de los tonos tierra, una manera de resaltar de forma más natural las facciones y la mirada. El marrón se adueñó de los labios y también de los ojos, enmarcados en pestañas menos teatrales que en la década anterior.Maquillaje: Roberto Siguero para Lancôme. Peluquería: Eva Escolano. Estilismo: José HerreraLuis BartaYa hace años que la libertad se ha impuesto en la forma de presentarse en sociedad. Las diferentes tribus urbanas tienen reglas propias, pero si se consulta a los expertos, la duda ofende: el gran producto protagonista es el eyeliner. Y su sofisticación aumenta al mismo nivel que la extensión de las pestañas postizas. La sombra de ojos permanece en segundo plano y, junto al delineador, recobran un papel principal los labios, que se presenta en combinaciones insólitas que también admiten dos colores a la vez. Maquillaje: Roberto Siguero para Lancôme. Peluquería: Eva Escolano. Estilismo: José HerreraLuis BartaLas extensiones y las melenas lisas protagonizan la tendencia de sofisticación contenida que los acontecimientos sociales parecen pedir a gritos. La piel apuesta por la luminosidad, con labios y pómulos en tonos naturales que apuntan a un renacimiento del nude. La fuerza se concentra en la mirada, y los momentos más glamurosos se reservan para los ojos ahumados. En gris, marrón o visón, pero también en variantes más rompedoras como las que lanzó la marca de moda Miu Miu en sus desfiles, a base de fucsias, azules o verdes. Maquillaje: Roberto Siguero para Lancôme. Peluquería: Eva Escolano. Estilismo: José HerreraLuis Barta