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Subjetivamente
Columna
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Otra vez los ochenta

El director de 'Sing Street' ha contado y cantado con un desconocido, Ferdia Walsh-Peelo. Y el chico canta muy bien

El actor Ferdia Walsh-Peelo presentando 'Sing Street' en Nueva York, en abril de 2016.
El actor Ferdia Walsh-Peelo presentando 'Sing Street' en Nueva York, en abril de 2016. Roy Rochlin (FilmMagic)

No vayan (únicamente) a ver lo que les meten por los ojos.

Se nos quedan tantas cosas fuera por culpa de las chicas de los trenes y los monstruos que arrasan que joyitas como Sing Street están a punto de desaparecer de la cartelera de versión original. Y fíjense; si quieren apostamos en plan Ramontxu a que algo pilla en las nominaciones de los Oscar. Porque es estupenda y porque los poderosos hermanos Weinstein están detrás de esta peliculita irlandesa con banda sonora de Duran Duran y The Cure. Si han nacido en la década de los sesenta o los setenta, y no estaban en un convento de clausura, vayan a verla. Saldrán del cine cantando el Maneater de The Jam, para llegar a casa y sacar las hombreras del trastero, los boogies y pintarse los ojos de negro a lo Robert Smith. Ya me contarán.

El chico de Sing Street.

El director de la película, John Carney, tuvo hace poco un rifirrafe con Keira Knightley, su anterior protagonista, y por el que tuvo que disculparse. Esta vez ha preferido contar y cantar con un desconocido, Ferdia Walsh-Peelo. Y el chico canta muy bien. Tiene madre soprano que lo ha educado en el bel canto y, suponemos, para una eventual fama. Porque cuando uno se llama Ferdia Walsh-Peelo, tiene 17 años, los ojos del color de los de Elizabeth Taylor y flequillo a lo Bryan Ferry está destinado a ser una estrella.

Y los de Stranger Things.

Estos ya son estrellas megagalácticas. A sus 12 años Millie Bobby Brown, la niña de la ochentera serie Stranger Things, ya es toda una Instagram star. Ha compartido con sus casi dos millones de seguidores su corte de pelo al dos, sus modelitos de Louis Vuitton y sus desfiles de moda. El nuevo fashion icon es (da miedito escribirlo) del 2004. Esto nos llevaría a una larga reflexión tipo adónde vamos como sociedad infantilizada o de dónde venimos con tanta hípersexualización de los críos, pero se me acaban las palabras. No se inquieten, volveré.

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