Un muro de memes
La polarización es ahora múltiple, pero la intensidad es la misma que antaño
No es habitual, pero sí útil, dedicar un instante a recordar cómo eran las cosas en el día a día de la política española hace ocho, diez, trece años. Por aquel entonces, la dinámica polarizadora ya era la dominante. PP y PSOE sostenían una cerrada guerra sin apenas espacio para los matices. CiU y ERC se unieron a ella con brío a partir del fiasco del Estatut. Medios, sindicatos, patronal y otras instancias afines a cada lado servían de vanguardia dialéctica. Y los votantes constituían la retaguardia, siguiendo normalmente a sus líderes.
En la agitada década que siguió la crisis de representatividad de los partidos se sumó a la multiplicación de fuentes de información para dar al traste con aquella batalla interminable. Al principio parecía que los frentes iban a ser reemplazados por ágoras. La esperanza de un debate formado por voces que representasen intereses distintos pero al mismo tiempo dispuestas al encuentro, embargó a muchos. Pero no se cumplió.
La polarización es ahora múltiple, pero la intensidad es la misma que antaño. La confianza de los votantes en las instancias ideológicas del pasado se ha deteriorado, pero han acudido a los nuevos foros a recolectar selectivamente aquello que encaja mejor con sus prejuicios. Es este un proceso que se da hoy en todo rincón del mundo, y dibuja un nuevo escenario: el de un pluralismo caótico, tomando prestado un concepto del libro Political Turbulence.
Y aunque ahora es más barato y fácil acceder a varios puntos de vista, lo es todavía más construir un muro de memes y zascas. O de afinidades periodísticas. Los nuevos creadores ideológicos no dejarán escapar la oportunidad. Menos aún en países como España, donde la sociedad civil siempre fue débil, y se ha mantenido bajo riesgo de cooptación partidista. Ya algunos plantean el debate en un (no tan) implícito “o con nosotros, o contra nosotros”. Después de desbandar las anteriores, la nueva política ha llegado a mantener prietas sus filas.
Así, los votantes vuelven a la retaguardia de la razón. El caos solo es aparente, pues pocos cruzan las nuevas líneas que quedan dibujadas en la arena pública. @jorgegalindo
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