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Blogs / El Viajero
El blog de viajes
Por Paco Nadal
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15 topicazos sobre cruceros (que deberías desterrar de una vez por todas)

Más de medio millón de españoles hicieron un crucero el año pasado. Es un sector en alza, pero aún incomprendido. Aquí va una relación de los mitos más recurrentes sobre el tema.

Paco Nadal

1. Los cruceros son para gente mayor

Pudieron serlo hace tiempo, pero desde hace una década el perfil está cambiando. Hoy día el cliente medio de los cruceros es una familia de clase media con dos hijos. La apuesta del sector es potenciar el turismo familiar.

2. Me voy a marear

Pues posiblemente, sobre todo si vas sugestionado con ello. En realidad la mayoría de cruceros navegan en la temporada alta de los diversos mares, cuando las condiciones meteorológicas son las más favorables. Lo cual no impide que alguna noche la nave se mueva más que las caderas de Elvis. Si eres propenso a marearte, en farmacias existe ya un buen surtido de fármacos de última generación contra el mareo que eliminan los engorrosos efectos secundarios de los antiguos, en especial la sensación de sueño. El riesgo de marearte un día no debería hurtarte la posibilidad de disfrutar de un viaje maravilloso.

3. Tengo que ir siempre de chaqueta a cenar

Ya no es imprescindible ir de esmoquin a las cenas, como en el Titanic. Aunque en algunos todavía se exige etiqueta, se han rebajado las exigencias y lo que se pide es formalidad y comodidad. No significa que puedas ir en chanclas a cenar, pero no tiene que ser de pajarita y punta en blanco.

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4. Cenar todos los días en la misma mesa es aburrido

Y es cierto, sobre todo si te toca con unos compañeros plastas a los que no conoces de nada ni vas a volver a ver en la vida. Por eso las compañías están cambiando esta costumbre. La tendencia es que haya más libertad a la hora de relacionarte con los demás pasajeros y que no te tengas que sentar todas las noches con las mismas personas, si no quieres. Se va hacia un modelo de restaurante convencional, donde llegas y pides mesa y se te da en función de la disponibilidad, sin obligar a estar todas las noches a las 21.00 con el plasta de siempre.

5. Todos los cruceros son iguales

Craso error. La clave del éxito de tu viaje depende de la buena selección del barco y el destino en función de tus intereses. Y ahí quien más puede ayudar es el agente de viajes con el que contratas (si sabe algo de cruceros, claro. Porque algunos igual venden churros que cruceros). Si tienes 25 años y vas con tres amigos/as solteros/as a un crucero por los fiordos, donde la mayoría del pasaje tiene más de 60 años, te vas a aburrir como una ostra. Igual pasa a la inversa: una pareja mayor de cincuenta que busque relax en un megabarco por el Mediterráneo en agosto lleno de niños puede terminar como aquella película de Ibáñez Serrador (¿Quién puede matar a un niño?)

6. Los cruceros son solo para frikis de los cruceros

El crucero clásico para iniciarse es el del Mediterráneo. Pero el abaratamiento de tarifas que han traído determinadas líneas aéreas ha hecho que cada vez más viajeros sean receptivos a coger largos vuelos para empezar un crucero en el Sudeste Asiático, Sudamérica o Alaska. No son cruceristas al uso, sino viajeros que buscan destinos interesantes que solo se pueden ver en barco. Por ejemplo, uno de los más demandados en Sudamérica es el Buenos Aires- Valparaíso, que pasa por lugares difíciles de conectar por tierra a menos que tomes muchos vuelos interiores. El crucero te permite pasar por esos sitios sin tener que complicarte con la organización del recorrido.

7. Las excursiones que organiza el crucero son muy caras

Ves, esto no es mito: es la cruda realidad. Si una excursión vale 25, el barco te la va a vender a 100. Es una de las formas de hacer caja. Pero la mayoría de las navieras están empezando a tirar la toalla: saben que hay docenas de empresas alternativas que venden esas excursiones por internet y que los viajeros no son tontos y las contratan con ellos. Los cruceristas españoles salen del barco, se olvidan de la agencia y vuelven a sus sistemas de búsqueda por móvil de excursiones más baratas, traslados más baratos, etc. La única ventaja de contratarlas en el barco es la garantía de que si no se llega a tiempo a puerto o se suspende por algún motivo, te devuelven el dinero.

8. Mejor un crucero barato

El precio ya no es lo que más influye a la hora de elegir un crucero. Hace unos años, con la crisis, sí que hubo guerra de precios y la lógica de las navieras era bajar y bajar precios para atraer al cliente. Hoy, el precio final no es tan importante como los servicios. De las 500.000 plazas de crucero que se venden al año en España, el 40 % es de repetidores. Y estos ya saben que en ocasiones un pequeño incremento monetario supone una gran diferencia de servicios a bordo y prefieren pagar más para disfrutar de mayores comodidades (menos gente, mejores camarotes, mejor atención, etc.)

9. El tamaño no importa

Nuevo error: importa y mucho. Solo que aquí es al revés que lo otro: cuanto más pequeño, mejor. Un crucerista novato tiende a pensar que un superbarco de 5.000 pasajeros es lo mejor. Sin embargo, es al revés: cuanto más pequeño es el barco, más exclusivo y personalizado es el servicio. Obviamente, son más caros. En los de 5.000 plazas, por muchos servicios y prestaciones que lleve a bordo, al final hay sensación de masificación y hormiguero.

10. Me pido un camarote interior, total si solo lo voy a usar para dormir

A menos que seas más tacaño que Mr. Burns, no elijas camarote interior por ahorrar unos euros. Una parte importante del día a día en un crucero es ver y disfrutar el mar mientras se viaja. El error es aún mayor en cruceros donde lo que prima es la naturaleza: irte a los fiordos o a Alaska, donde el barco va costeando por sitios espectaculares, y no verlo desde el balconcito de tu habitación por haberte ahorrado un 10 % es una estupidez. Actualmente las navieras tratan de construir los barcos con un 90 % de los camarotes exteriores.

11. Me apunto a todas las actividades

El gran error del crucerista novato es llegar el primer día y querer hacerlo todo. En un buque de tamaño de mediano a grande la cantidad de actividades y oferta de ocio es apabullante. El novato lo quiere probar todo el primer día y termina por estresarse. Y vuelve del crucero peor de lo que se fue. La máxima debería ser: relájese y disfrute, al fin y al cabo ha venido usted aquí de vacaciones.

12. En un crucero no hay tiempo para ver cosas

Depende del crucero que elijas y de cómo te lo montes. Obviamente un crucero solo te va a permitir unas horas libres para ver la ciudad de escala. Si pretendes conocer así Roma, que está además a 80 kilómetros del puerto de Chivitavechia... pues no vas a ver nada de Roma. Pero si elijes un crucero con escalas en ciudades pequeñas, como Tallin, Dubrovnik o Rodas, te dará tiempo a llevarte una buena pincelada de cada lugar que visites.

13. Mejor en “todo incluido”

No siempre es así. Los cruceros ofrecen de manera estándar un todo incluido refiriéndose a pensión completa: alojamiento y todas las comidas. Si incluye bebidas alcohólicas estas suelen ser solo cerveza y vino en las comidas y cenas. Un todo incluido estándar no incluye los tratamientos de belleza ni los masajes ni los circuitos de spa, jacuzzi, etc. Tampoco las compras a bordo. Hay compañías que juegan con tema de descuentos y dinero de a bordo como parte de los paquetes todo incluido para hacer más atractivos los precios. Es importante informarse bien de lo que realmente llevamos incluido en el billete para evitar sorpresas: cargos a las habitaciones, tasas de desembarque, tasas y propinas para los camareros, monitores, etc.

14. Lo compro en internet, que me sale más barato

Aunque en el mundo de los viajes (tren, hoteles, aviones, excursiones) se ha perdido el intermediario y casi todo el mundo adquiere los servicios directamente por internet, es curioso que más del 90 % de los cruceros que se venden en España sea a través de agencia de viajes. Aunque todos buscamos información en internet, muy poca gente decide finalmente comprar el billete a la naviera. Buscan la recomendación y orientación de agentes especializados.

15. En un crucero hay que estar siempre haciendo actividades tontas

De nuevo, según qué crucero elijas. Los hay tipo Premium, de tamaño pequeño o mediano, que priman el relax y a los que se va en busca de descanso y del deleite de navegar. Y muchos pasajeros pasan el día leyendo, viendo cine o disfrutando de no hacer nada. Son barcos que suelen priorizar el destino y pasan varios días atracados en la misma ciudad. Y luego están los barcos enormes tipo “resorts Riviera Maya” donde todo está pensado para que no salgas del barco: siete o diez días con todo incluido y actividades ruidosas con monitores a todas horas. A las navieras les interesa porque cuanto más tiempo pasas en el barco, más consumes allí. Es el modelo americano: ellos van al Caribe en crucero y apenas desembarcan un par de veces para ir a la playa. El viaje es en sí es el crucero, no tanto el destino.

Agradecimiento a Juan Rodero, uno de los mayores expertos en navieras de España, CEO de Un mundo de cruceros, por su ayuda a la hora de elaborar este artículo.

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