Los cuatro
Cuando yo era niño, Víctor Manuel, Miguel Ríos, Joan Manuel Serrat y Ana Belén ya estaban ahí, miraras donde miraras. Hoy sigue siendo muy fácil tropezarse con ellos.
Cuando yo era niño, Víctor Manuel, Miguel Ríos, Joan Manuel Serrat y Ana Belén ya estaban ahí, miraras donde miraras. Hoy sigue siendo muy fácil tropezarse con ellos. Esta noche concluyen en Madrid la gira española de El gusto es nuestro, el remake de la del 96. El éxito ha sido aún más atronador que hace 20 años y, en febrero, les aguarda Latinoamérica, donde desatan una locura incluso mayor. Esta gente, en grupo o cada uno por su lado, lleva sin cansar a la peña desde los tiempos en los que la perrita Marilín nos partía de risa y al Caudillo todavía no le temblaba el pulso al firmar sentencias de muerte. Entre lo que mejor resiste, están los cantantes. Estos cantantes.
La personalidad tan marcada de los cuatro y su fenomenal peso en la memoria colectiva no les ha librado de algunas confusiones que, si no las contaran ellos, resultarían inverosímiles. Un día Víctor, solo por la calle, se cruzó con unas chicas y una de ellas comentó: “Mira, Ana Belén”. Un taxista de Almería que llevaba a Ana y Víctor, después de un buen rato observándoles por el espejo retrovisor, se giró y les lanzó esta pregunta: “¿Ustedes son hermanos no?”. Con Víctor y Serrat se lían con cierta frecuencia: a Víctor le hablan en catalán y a Serrat le preguntan por Ana. Una noche de la gira, mientras Víctor y Ana cantaban, Joan Manuel se ausentó del escenario para ir al cuarto de baño. En el urinario de al lado había un espectador que, al verle, le dijo: “Hombre Víctor, ¿qué tal?, ¿y Ana?”. Serrat le sacó de dudas: “Ahí la he dejado, cantando conmigo”.
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