En España, la biotecnología ha sido históricamente el portaaviones de la ciencia. Un buque insignia ensamblado con el legado del Nobel Severo Ochoa. Pese a los recortes económicos y la pasividad institucional, un puñado de especialistas ha convertido a este sector en una industria rentable y de proyección internacional. Son investigadores y empresarios que buscan fórmulas para mejorar la salud y la alimentación. Representan una de las caras menos conocidas del país.