Jessica Alba recibe una oferta de 1.000 millones por su empresa ecológica

Jessica Alba tiene su propio baremo para el éxito. La actriz y empresariase siente cerca de la gloria cuando los consumidores le escriben para decirle que sus productos —los de la compañía Honest que fundó hace más de cinco años— han mejorado sus vidas. “Me dicen que la falta de elementos tóxicos han reducido o incluso eliminado por completo sus alergias”, afirma a EL PAÍS. Alba fue durante su infancia víctima constante de alergias medioambientales. Esta semana es noticia por las conversaciones de compra que mantiene el gigante Unilever y la empresa de la cantante, The Honest Company. ¿El precio? Mil millones de dólares (cerca de 900 millones de euros).

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La cifra, divulgada en prensa pero sin confirmación oficial, está muy por encima de lo que esta actriz hispana —que siempre lamenta no hablar español— ha conseguido nunca por ninguno de sus trabajos cinematográficos. Y todo a pesar de que su compañía sufriera varios reveses en su línea de productos de belleza, que al parecer son más tóxicos que lo que sus creadores indicaban. “El sensacionalismo vende, ya sea exagerando una gota de verdad o hablando sin mérito alguno”, zanjó la actriz.

De lograrse la venta, llegaría en un momento perfecto para la actriz y madre que, tras alejarse de las pantallas un tiempo, acaba de estrenar Mechanic: Resurrection y tiene ganas de volver al medio donde alcanzó sus primeros logros. “Tras una infancia plagada de enfermedades y siendo siempre la nueva en el colegio —recuerda Alba, hija de un militar que cambiaba constantemente de destino—, la interpretación me permitía sentirme otra persona, una mujer fuerte, una superheroína”. De ahí que el cine de acción sea su preferido; Jessica Alba practica artes marciales. Pero también le gusta mucho la comedia a lo Lucille Ball. Y, sobre todo, la amistad que se respira en un rodaje, la intensidad de una relación que se forja en unas pocas semanas. “Por eso no considero trabajo actuar a las órdenes de Robert Rodríguez. Para mí es un placer, una especie de favor trabajar con alguien así y es lo que he procurado mantener estos años”, asegura la intérprete.

La intérprete no habla de sus logros artísticos, de su descubrimiento con la serie Dark Angel o su paso por Sin City (2005) y Los cuatro fantásticos (2007). A sus 35 años, el éxito es ver los productos de su lifestyle bien colocados en las principales cadenas comerciales. O cuando la revista Forbes le dedicó su portada como empresaria del año. “Una revista como esa, respetada en el mundo de los negocios, te legitima”, añade.

A pesar de todo, no tiene intenciones de abandonar su carrera como empresaria. Con ella ha conseguido algo que su abuela le inculcó desde pequeña: una estabilidad económica con la que criar a sus hijas Honor Marie Warren y Haven Garner Warren, de 8 y 5 años respectivamente. Alba se crió con sus abuelos, víctimas de la gran depresión económica de la década de los años treinta, mientras sus padres trabajaban en tres empleos al mismo tiempo para llegar a fin de mes. “De ahí que lo que quiero evitar en mi vida es vivir mes a mes”, afirma la estrella casada en la actualidad con el productor Cash Warren. “En realidad, yo siento que mi día a día es mi compañía. Y mi válvula de escape, el cine. Es más divertido. Pero no pienso aceptar cualquier cosa en la pantalla. Tienen que ser mujeres que valgan la pena”, recalca.