Subjetivamente

Lo más moda. Demna Gvasalia y Vetements

¿Demna qué? Si no le suena, podemos apostar a que en su armario lo más moderno que hay es un polo de Fred Perry y un paraguas Burberry a.C. (antes de Christopher Bailey).

Demna Gvasalia (se pronuncia dem-na-gua-sa-lia) es, en la moda, lo más de lo más. Director creativo de Balenciaga, además de responsable de su propia línea, Vetements, transforma prendas banales en objetos de culto, como su sudadera DHL o la bolsa inspirada en las de los bazares tailandeses. No tire las bolsas del hiper. Si Demna se encapricha con ellas, pueden valer un pastón.

Lo más complicado. Burkini, ¿sí o no?

Nuestros vecinos franceses siguen dándole vueltas al tema, con fotos escándalo de policías y mujeres en las playas, y sesudos debates televisivos (igualito que aquí). Y la sociedad, dividida. Una parte de la población civil y política está a favor de prohibir el uso del burkini en defensa de una desigual laicidad, y otra, anda francamente avergonzada porque, aún representando esta prenda una cárcel en miniatura, se penalice al eslabón más débil: la mujer. Mientras, las que pasan de debates políticos y sociales sobre el burkini, no juran más que por la braga brasileña.

Lo más inesperado. Amber y los siete

Siete kilitos, que se dice rápido. Siete millones de dólares o el montante íntegro de su indemnización post divorcio es lo que le va a costar a la joven actriz Amber Heard darles un zasca en toda la boca a los que la acusan de haberse colocado en Hollywood gracias a Johnny para, además, sacarle las tiras de la piel, acusándolo de ser un maltratador.

Los cardenales en la cara pueden ser auto infringidos, poner cara de pena en el juicio, fácil para una ¿buena? actriz ( en La chica danesa estaba francamente bien), pero lo que ya es difícil es negar la mayor: las imágenes del video en el que se ve a nuestro antiguo ídolo agarrado a la botella, dando tumbos y mucho, mucho miedo. El último golpe, esta vez lo da Amber Heard.