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Coordinado por Gonzalo Fanjul y Patricia Páez

Las noticias que nos rompen (12): campos de la vergüenza en Australia, la excepción cotidiana de Ecuador y otras historias

Esta entrada ha sido escrita porElena Cabrera(@elenac), de la Fundación porCausa (@porcausaorg).

San Juan de Miraflores en Lima (Perú). Pablo Tosco/Oxfam Intermón.

Si hay una noticia que nos ha roto doblemente esta semana, ha sido la filtración de documentos al diario The Guardian desde una fuente relacionada con la supervisión de la vida en uno de los centros de internamiento de extranjeros que tiene Australia fuera de su territorio.

Y decimos doblemente porque no solo son espeluznantes los informes sobre violencia, acoso y abuso a adultos y, sobre todo, a menores en el campamento de Nauru sino porque hemos podido constatar que, a pesar de la gravedad de la noticia y de la relevancia internacional del medio que la publica, ha pasado totalmente desapercibida en España. Una vez más, lo que ocurre lejos nos importa menos.

Nauru y Manus son dos de los centros de internamiento más siniestros del mundo. Ya conocíamos las condiciones inhumanas en las que viven allí los refugiados, encerrados en una isla rodeada de vallas, desesperados, cometiendo suicidio. Lo que destapan los reporteros australianos en The Guardian son los más de 2.000 reportes de vigilantes, profesores, trabajadores y personal sanitario de las instalaciones que relatan la crueldad y las violaciones de derechos humanos de 2013 a 2015. Que la data recolectada llega a 2015 no significa que no siga sucediendo. Ahora mismo. Mientras ustedes leen estas líneas.

Crucemos el Pacífico siguiendo nuestra ruta informativa para alcanzar dos países americanos en los que nos hemos fijado: Ecuador y Perú. Nunca se habla lo suficiente del muro de Las Casuarinas, una de esas paredes con la que algunos limeños pretenden no mirar qué hay al otro lado. Y precisamente por eso, hemos cruzado y observado, de la mano de Pablo Tosco y Laura Martínez Valero, reporteros de Intermon Oxfam. Y allí, en el cerro conquistado por el asentamiento de Nueva Rinconada, Sara Torres vive, trabaja y lidera a su comunidad para seguir adelante y vivir dignamente.

En estos días se cumple un año de la coincidencia de dos sucesos ocurridos en Ecuador que, en principio, no tienen relación alguna: la erupción del volcán Cotopaxi (en el norte) y la lucha en la calle, la movilización y la huelga de la comunidad indígena de Saraguro (en el sur). Las demandas del pueblo indígena contra el gobierno de Rafael Correa estaban muy definidas: acceso a la educación, parar a las mineras, proteger el territorio y la cultura. En cambio, la bocanada de humo del Cotopaxi no estaba claro a quién iba dirigida. Pero sucedieron a la vez. El Gobierno decretó el estado de excepción en todo el país, a pesar de que entre un lugar y otro mediaban 600 kilómetros. Las limitaciones de derechos que acarrea consigo el estado de excepción permitieron a las Fuerzas Armadas y a la Policía reprimir las protestas sin cautela alguna.

Les dejamos ya con un Storify que recoge estas historias y otras más (qué se oculta tras el turismo en Tailandia, un nuevo enemigo para las niñas refugiadas malienses en Mauritania: el matrimonio o la desigualdad en Luanda, entre otras) porque quizá hay alguna prueba de los Juegos Olímpicos que desean ver y les estamos entreteniendo. Ah, ¿qué aún les quedan tres minutos? Pues les da tiempo a ver esta fotogalería de algo que está ocurriendo a 20 kilómetros de la sede de los Juegos. Es la favela Parque das Missoes, donde las calles son de tierra y los habitantes deben recorrer kilómetros para acceder al agua potable. Era necesario contarlo. Hasta la próxima semana.

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