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Tentaciones
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Por qué el príncipe Harry puede enamorar al mundo entero

Los motivos van desde hacerse la prueba del VIH para concienciar a la sociedad hasta verlo jugar al Strip poker, como no iba a ser de otra manera, desnudo

El principe Harry en una foto del 2003.
El principe Harry en una foto del 2003.

No hay nada más pasado de moda que un 'royal'. Ahora lo que se llevan son los youtubers, los millennials y los influencers. Y claro, ahí casa poco la monarquía, una institución más propia de otros tiempos que poco entiende de modernidades. Pero incluso dentro de esta vorágine de títulos nobiliarios, reverencias y férreos protocolos, también encontramos nuestras pequeñas debilidades. Esos miembros de las Familias Reales europeas que han conseguido conquistarnos gracias a su espontaneidad, su desparpajo delante de las cámaras y sí, su poca disposición a ceñirse a las normas de comportamiento que se presumen en tan elevadas alturas. Son las ovejas negras, esos 'royals' que tantos quebraderos de cabeza causan a los jefes de Estados pero que, tantas alegrías nos proporcionan al común de los mortales.

Estefanía de Mónaco y su pasado como cantante -¡y su afición al circo!-, los díscolos hijos de su hermana Carolina o la Familia Real sueca, con un entrenador personal y una ex stripper entre sus filas, son algunos de nuestros favoritos. Pero si tenemos que quedarnos con un nombre, uno que ha protagonizado algún que otro sueño veraniego, ese es el príncipe Enrique de Gales. Ay, Harry, nuestro Harry. La pesadilla de la Reina Isabel II, el soltero más codiciado de la Casa Windsor, el pelirrojo más famosos de Reino Unido. Cada una de sus apariciones -la última practicándose la prueba del VIH para concienciar a la sociedad sobre la necesidad del diagnóstico y de la lucha contra la enfermedad-, nos cautiva más que la anterior. Le adoramos, ¿qué le vamos a hacer?

Harry haciéndose la prueba contra el VIH la semana pasada en Londres.
Harry haciéndose la prueba contra el VIH la semana pasada en Londres.Cordon

Eso sí, no se asusten. Si todavía no han caído en la 'harrymanía', aquí estamos para contagiársela. ¿Que por qué nos gusta tanto? Pues por motivos tan de peso como estos:

Nos tiene cautivados con su compromiso social Que un miembro de la Casa Real retransmita la realización de una prueba de VIH es un gran paso para la sociedad. Contribuye a desterrar el estigma de la enfermedad y normaliza un gesto que debería ser mucho más habitual. Supone, además, poner el foco, de nuevo, en la necesidad de continuar luchando contra el sida, sobre todo teniendo en cuenta el repunte de casos que detectan las organizaciones especializadas y la relajación en cuanto a su prevención. Solo por eso, ya hay que quererle.

Tiene un pasado de lo más salvajeAl príncipe Harry le hemos visto en mil y una situaciones. Desde sus andanzas en el ejercito británico,  pasado por su ayuda a las personas que viven en lugares desfavorecidos, hasta jugando al strip poker en Las Vegas -con fotografías sin ropa incluidas-. Puede que esto causase un gran revuelo en palacio, pero le convirtió directamente en un icono pop. ¿A cuántos príncipes hemos visto en este tipo de situaciones? Solo a Harry.

Desprende amor fraternal por los cuatro costados Para los que estamos acostumbrados a una cordialidad un tanto artificial entre los miembros de la Familia Real -no miramos a nadie-, observar la compenetración existente entre los príncipes Enrique y Guillermo nos sorprende. Tanto amor fraternal nos ablanda el corazón. ¡Somos así de sensibles! 

Es la mejor barba de Reino Unido

Puede que Guillermo -sí, ya le tuteamos y todo- haya heredado la alopecia de su padre, cosa que le puede pasar al más pintado, pero Enrique no ha corrido la misma -mala- suerte. Nadie luce la barba como el benjamín de Carlos de Inglaterra. Es toda una institución. Debería tener su propio título nobiliario. ¡Qué barba! ¡Qué poderío!

Quiere ser un adulto responsable pero no le sale

Nada que no cure el paso del tiempo. Sin duda, haber superado la treintena debe haber sosegado un poco el legendario carácter del príncipe -uno no está igual a los 23 que a los 33-,pero Harry continúa teniendo ese poso de picardía en la mirada. Quiere ser un adulto responsable, asume su obligación y se rinde al peso de la institución, aunque, a la vez, le cuesta tomarse en serio. Vamos, lo que le pasa a cualquier joven que se da cuenta de que ya ha dejado de ser un adolescente.

No tiene suerte en el amor.

Las historias de cuento ya no se llevan ni siquiera entre los príncipes. ¡Y ya era hora! Demasiados finales felices nos han vendido a lo largo de la historia. El príncipe Enrique no ha tenido suerte en el amor hasta ahora. O bueno, al menos no ha encontrado una pareja estable -que puede que tampoco la esté buscando-. Tener una puerta abierta a su corazón nos da esperanzas. Somos así de ilusos.

Le hemos visto sin camiseta y ¡ay, madre!

No somos de piedra. Y tampoco somos insensibles a la belleza física. Que el príncipe Harry es un sex symbol no lo decimos nosotros, es un clamor que reina en la calle -echen un vistazo en las redes sociales y verán-. Ahora, ¡cómo no va a serlo viéndole sin camiseta en la playa! Imágenes no recomendables si se encuentran en plena ola de calor. Lo advertimos.

Es hijo de Lady Di. Respect ¡Qué diferente era todo hace pocas décadas! No pasaba un día sin que la crónica social recogiera las andanzas de Diana de Gales. Sus viajes, sus obras sociales, sus amoríos, sus pretendientes, su relación con la monarquía británica. Era la auténtica reina. Una como no hemos vuelto a ver. El mundo lloró su muerte. Todos nos sentimos identificados en aquellos dos niños que acompañaban el féretro de su madre. Un respeto. 

El por entonces rey Juan Carlos y la princesa Diana de Gales ( Lady Di) con el príncipe Guillermo ( futuro Duque de Cambridge ) y el príncipe Harry durante sus vacaciones en Baleares en la residencia de verano del monarca en 1989.
El por entonces rey Juan Carlos y la princesa Diana de Gales ( Lady Di) con el príncipe Guillermo ( futuro Duque de Cambridge ) y el príncipe Harry durante sus vacaciones en Baleares en la residencia de verano del monarca en 1989.Cordon

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