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Tentaciones

¿Por qué hay que ir a Cork?

Desde el museo de la mantequilla hasta castillos ancestrales, te recomendamos los mejores planes para visitar esta joya oculta de Irlanda

Irlanda es un lugar inabarcable. Desde el encanto de sus rincones hasta la historia del país, pasando por sus secretos, por su gente y por su cultura, a este país le sobran los motivos para no dejar indiferente a nadie. La tradicional puerta de entrada a Irlanda es una visita a Dublín, una ciudad manejable y perfecta tanto para una escapada de fin de semana como para una estancia larga. Pero fuera de ella hay mucho más. Para empezar, ¿qué tal una visita a Cork?

Es la segunda ciudad más poblada del país, una ciudad abierta a la vida marítima gracias a su relación con el río Lee. Además, es uno de los principales núcleos turísticos por sus calles llenas de vida y variedad de atracciones para visitantes. Recopilamos algunas de las más populares de ellas:

Catedral de San Finbarre

Situada en el centro de Cork, fue consagrada en 1870 y construida con estilo gótico francés en el antiguo emplazamiento de un templo del siglo VII. De aire medieval, destaca por sus gárgolas, los contrafuertes y las estatuas, especialmente el Ángel de Oro cuyo cuerno sonará al acercarse al fin del mundo. La figura de San Fin Barre es la del fundador y patrón de la ciudad. San Fin Barre fundó un monasterio que sirvió de entrada a los vikingos invasores que con el paso de los años formaron una colonia allí.

Iglesia de Santa Ana

La reconocerás por su ladrillo rojo y su torre. Construida en 1772 gracias a la familia McOsterich, es una visita imprescindible para disfrutar de la ciudad desde la altura ya que podemos acceder a lo alto del torreón a través de sus estrechas escaleras. Allí nos esperan las ocho campañas, cada una con un peso de seis toneladas que suenan cada vez que algún descendiente de los McOsterich contrae matrimonio.

Castillo de Blarney

Si ya has disfrutado de la ciudad y la gastronomía de Cork, es recomendable visitar este rincón con sabor irlandés. Situado en el pueblo de Blarney apenas a ocho kilómetros al norte de Cork, es uno de los castillos más antiguos de Irlanda. Su principal aliciente está en la Piedra de la Elocuencia, una piedra legendaria que según dice la tradición, otorga el poder de la elocuencia a aquellos que la besan. Entre los personajes célebres que pasaron por aquí y que hacen honor a la leyenda se encuentran Winton Churchill o Walter Scott. Alrededor del castillo se pueden disfrutar otros puntos de interés como Druid's Circle o las Wishing Steps.

Museo de la mantequilla

No sólo es una tradición irlandesa, la fabricación de la mantequilla es una seña de identidad de Cork. Conocer este museo no es sólo descubrir más sobre este alimento sino también de la historia de la ciudad a través de él. Este producto fue clave en el desarrollo del condado de Cork y su museo muestra cómo se elaboraba, almacenaba en las casas y se comercializaba. El museo recopila también algunas herramientas y material publicitario de la marca Kerry Gold. Por supuesto, ¡cuenta con degustaciones!

Cork City Gaol

Esta antigua prisión es ahora un museo que muestra la vida de los delincuentes capturados desde el siglo XIX. Es una de las atracciones turísticas más populares de la ciudad. Dentro de su ambiente siniestro y lúgubre, se conserva con el aspecto que tenía en su cierre, con las marcas de los presos en sus celdas. En su exterior, es un castillo que mezcla estilos gótico y georgiano. La visita puede realizarse con un guía en varios idiomas. Como atractivo adicional, en el interior de la prisión se encuentra el Museo de la Radio, donde se expone la conexión entre Irlanda y Marconi.

Galería de Arte Crawford

Es recomendable por su exterior, situada en la Cork Custom House que fue construida en el siglo XVIII. No es una de las galerías más grandes, pero sí que cuenta con una interesante colección de arte contemporáneo irlandés de los siglos XIX y XX. Además, junto a la colección permanente alberga distintas exposiciones temporales. En su interior también hay una colección de moldes greco-romanos, esculturas y obras de Dillon, George Campbell o John Behan. La entrada es gratuita.

¿Qué comer?

Tripe and Drisheen
Tripe and Drisheen

Como es lógico, Cork comparte la mayoría de las costumbres gastronómicas del país. Además, como segunda ciudad más grande, cuenta con toda la variedad posible. Una de las especialidades más comunes es el Tripe and Drisheen, un pudding preparado con leche, cerdo, grasa y pan rallado junto con salchichas aromatizadas. Por otro lado, los Crubeens son un antiguo manjar que se consumía en la calle. Se trata de manitas de cerdo que se suelen acompañar de cerveza Guinness. Si quieres llevarte un recuerdo gastronómico puedes visitar el English Market, donde se comercializan productos locales en un edificio victoriano. Y también degustaciones.

¿Qué hacer?

SI lo que te interesa es salir de noche, en Cork hay mucha variedad de bares, discotecas y locales con música en directo. En cuanto a propuestas para salir de noche, es muy popular el Bodega, considerado como uno de los mejores bares de la ciudad. Está situado en un almacén con vigas vistas y amenizado por sesiones de DJ. También tiene un sabor especial el Castle Inn o el Sin E, perfecto para tomar una buena cerveza. Para encontrar los pubs más animados se recomienda visitar Oliver Plunkett's Street. Otra opción es disfrutar de una de las actuaciones de danza en el Firkin Crane, el Instituto de Coreografía y Danza.

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