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Lo importante no es lo que lleves sino cómo lo lleves

Vetements, Balenciaga y J.W. Anderson apuestan por otro lenguaje en la moda: subvertir las reglas del buen vestir para celebrar el todo vale

Diseño de alta costura de Martin Margiela para la próxima temporada otoño invierno. A la derecha, una de las propuestas de Vetements para la temporada primavera-verano 2017.
Diseño de alta costura de Martin Margiela para la próxima temporada otoño invierno. A la derecha, una de las propuestas de Vetements para la temporada primavera-verano 2017.cordon press / l'estrop

Lo gritan alto Vetements y su panda con sus provocadoras propuestas. Lotta Volkova, la estilista que trabaja mano a mano con el diseñador del momento Demna Gvasalia en esta marca y en el nuevo Balenciaga, es la responsable de que esta temporada lo importante no sea lo que uno lleve sino el cómo lo lleve. En una reciente entrevista en la revista 032c, da por muertas las subculturas y habla del remix. Hoy si alguien lleva una camiseta punk “no quiere decir que tenga que escuchar música punk o tener un determinado punto de vista político”. Al final, para ella, todo es cuestión de actitud. Al mando del casting de modelos y el estilismo, Lotta y su equipo han seducido al mercado con su mirada nueva a las prendas de siempre.

"Llévalo raro" es el enunciado. Sudaderas vestido y capuchas apretadas. Blusas de mangas infinitas mal abrochadas. Chaquetas de volúmenes extraños. Mensajes provocativos. Reciclaje, patchwork y prendas reconstruidas. Logos trastocados. Debilidad por lo feo, extraño y desubicado. Apropiación a precio de oro. Todos los caminos nos llevan a Martin Margiela, uno de los creadores más brillantes de los noventa, para el que Gvsalia trabajó durante tres años y medio y firma en la que hoy está al frente John Galliano. Gvsalia lo aprendió todo allí y dicen de él que es su hijo espiritual. Aunque si Margiela conectó con los intelectuales en la era pre Internet, Gvasalia y Volkova han logrado hacer llegar al mensaje a las masas con la ayuda de las redes sociales en un camino de ida y vuelta.

La estilista confiesa pasarse horas documentándose en línea y es en Instagram donde recluta a algunos de sus modelos. Y es que el nuevo cool está casi más en la Red que en la calle. Detrás de la pantalla, chicos y chicas usan la ropa desde lo performativo creando identidades múltiples: hoy soy así, mañana ya veré. Volubles y cambiantes, la improvisación se vuelve excitante y las prendas unas buenas aliadas para construir personajes que tienen algo de realidad pero también altas dosis de ficción. Y lo mejor de todo es que cualquiera puede hablar esta nueva jerga: no importan las prendas sino la forma de llevarlas. J.W. Anderson, Jacquemus o Toga son otros de los diseñadores que trabajan este nuevo lenguaje de lo nuevo.

Diseño de Balenciaga de su colección otoño/invierno 2016.
Diseño de Balenciaga de su colección otoño/invierno 2016.cordon press

Ponerse una camisa del revés, sacar el brazo por el escote de un cárdigan abotonado y comprarse un jersey tres tallas más grande con mangas que escondan las manos son solo algunas de las ideas fáciles de poner en práctica esta filosofía. En definitiva, el secreto está en subvertir las reglas del buen vestir para celebrar el todo vale: vestidos de fiesta para el día a día, deportivas para la noche, chándal con tacones y trajes chaqueta con camiseta. Fantasía desde los suburbios y proporciones alteradas en un megamix de códigos y tendencias que invita a la participación y a la cocreación.

Y es que el estilismo empieza a coger mucho peso para emocionar y narrar nuevas historias en un momento en el que parece que todo está inventado. Habitualmente en la sombra –aunque cada vez menos–, detrás de cada gran diseñador descubrimos un avispado estilista. Carine Roitfeld participó de forma muy activa en definir el tipo de mujer del nuevo Gucci cuando Tom Ford aterrizó en la casa italiana a mediados de los noventa. Y Marie-Amélie Sauvé junto a Nicolas Ghesquière, primero en Balenciaga y ahora en Vuitton, y Katie Grand junto a Marc Jacobs, entonces en Vuitton ahora para la marca homónima del diseñador, han creado tándems de largo recorrido y muy productivos.

Si en el pasado no se concebía a nadie más que aun diseñador al frente de una gran marca, el nombramiento del estilista y editor Nicola Formichetti como director creativo de Mugler en 2011 rompió la baraja y homologó el estilista como creador. Para el diseñador que vive encerrado en el estudio, el estilista se convierte en una figura necesaria para traducir sus ideas al son del mercado.

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