¿Por qué Carine Roitfeld es una de las mujeres más influyentes?
El documental ‘Mademoiselle C’ descubre su regreso tras dejar la dirección de ‘Vogue’ París y su visión de la moda, más alejada del negocio y más cercana al arte
Carine Roitfeld es uno de los nombres propios más conocidos, respetados y admirados en los circuitos de la moda. Musa de Tom Ford, junto al diseñador y al fotógrafo Mario Testino el trío dio un golpe de efecto en la industria de los noventa con sus provocadoras y eróticas fotografías para Gucci. “La reina del porno chic”, llamaban a Roitfeld, o lo que es lo mismo, CR. Desde entonces, con los años su poder no ha hecho más que crecer. Tras una década como directora de la edición de Vogue en París (de 2001 a 2011), sus iniciales se han convertido en una marca que vende libros, maquillaje o le dan nombre a una revista bianual, su laboratorio personal de ideas donde recoge lo que cree que es tendencia o lo será y va a la caza de nuevos talentos.
"No es fácil dejar Vogue París. Debes dejar tu corona", sentencia al inicio la protagonista del documental Mademoiselle C (que emite este sábado Canal+). Convertida en un icono, Roitfeld apenas tardó un año en encontrar su nuevo sitio tras dirigir una de las biblias de la moda. Su camino hasta conseguir publicar su revista-libro CR Fashion Book -seis meses de trabajo, reuniones, sesiones de fotos, semanas de la moda o fiestas-, con las cámaras siguiendo su día a día profesional e incluso personal, es lo que retrata la cinta dirigida por Fabien Constant. Noventa minutos para descubrir algunos de los entresijos del negocio y aprender cinco cosas de quien ha sido considerada por la revista Time como una de las personas más influyentes del mundo.
1. “Tuve una educación más bien burguesa. Creo que plasmé mi lado rebelde en mis fotografías”. Nacida en París en 1954, de padre ruso y madre francesa, Roitfeld se descubre como alguien pegado a sus orígenes y a la familia. Se define como parisina con un lado supersticioso –algo que le viene de su sangre rusa, dice- que le ha impedido oficializar su relación -por miedo a gafarla- con su pareja de los últimos 30 años y padre de sus dos hijos, Vladimir y Julia. Es sobre todo su hija quien asume un papel importante en el documental. Durante el proceso de creación de su revista esta consultora creativa y modelo convirtió a Roitfeld en orgullosa abuela. Así la reina del porno chic se convierte en alguien capaz de apostar por la foto de un bebé en la portada del primer número. Perfeccionista y metódica –mujer todoterreno-, durante los seis meses que deja que las cámaras registren su vida lanza su publicación, está subida permanentemente a unos tacones recorriendo el mundo durante el mes de las semanas de la moda, organiza una subasta benéfica en Cannes, presenta un libro editado junto a Karl Lagerfeld en Tokio, llama a sus hijos diariamente y llega a tiempo al hospital para coger en brazos a su primera nieta.
2. “Carine es y ha sido durante muchos años mi mujer ideal”, dice de ella Tom Ford. Junto al diseñador estadounidense, el trabajo de Roitfeld lleva a unir en el documental a Kanye West, Sarah Jessica Parker, Karolina Kurkova, Riccardo Tisci, Alicia Keys, Jean Paul Gaultier, Natalia Vodianova, Kirsten Dunst, Marion Cotillard o Donatella Versace (no hay rastro de la todopoderosa Anna Wintour). Todos la conocen y se dejan fotografiar y grabar con quien, tras dejar su huella en sus inicios en Elle o Glamour y llegar a la dirección de Vogue, forma parte del grupo de los elegidos que pueden catapultar o paralizar las carreras de diseñadores o modelos. Arriesgada con sus estilismos y fotografías, que unen lo clásico con el punk, ella define su estilo como parisino (sus faldas hasta la rodilla con apertura, los zapatos de tacón y los ojos con maquillaje ahumado son sus señas de identidad). Eso sí, es incapaz de definir y ponerle un nombre a su profesión: dice ser estilista, editora de moda y creadora de imágenes.
3. “Tengo un libro de trucos, cosas que he hecho y que funcionan. Pero ahora no quiero usarlos”. El documental es una ventana abierta para espiar el proceso previo al lanzamiento de una revista de moda –desde el nombre a su eslogan- y cómo se desarrollan las sesiones de fotos. También se muestran las dudas, inseguridades y bloqueos de Roitfeld hasta que se da cuenta en medio de una producción fotográfica de moda que tiene que cambiar todo el planteamiento para que se entienda. “Soy una rebelde, no hago fotos, cuento historias”, dice quien se encarga personalmente de encontrar las modelos, los estilismos y los fotógrafos y supervisar cada uno de los detalles, ya sea en un estudio, en medio del campo o en una calle en plena noche.
4. “Carine Roitfeld deja Vogue París después de 10 años. Su partida será efectiva dentro de unas semanas. Quiere dedicarse a proyectos personales que lleva en el corazón”, rezaba el comunicado que lanzaba Condé Nast (editora internacional de Vogue) en diciembre de 2011. Ante una industria competitiva que mueve miles de millones, lo que parecía una separación amistosa se convirtió en tormentosa cuando el “proyecto personal” de Roitfeld resultó ser su propia revista. Meses después de comunicarse su cese, los medios lanzaban titulares que incluían la palabra guerra. Según refleja el documental, su antigua empresa presionaba a fotógrafos y editores para que no trabajaran con ella, y algunos llegaron a desertar (imposible contemplar entre esos nombres a sus amigos Tom Ford o Lagerfeld). “Es mi gran oportunidad para buscar nuevos modelos, fotógrafos y enfoques”, es todo lo que CR dice al respecto. Su revista se agotó en solo dos semanas.
5. “Afortunadamente no soy consciente de que soy una musa para mucha gente”, dice. Pero desde luego lo es, y ella misma lo descubre cuando ve fotografías suyas colgadas de la pared del taller de Joseph Altuzarra para inspirarle en su próxima colección. “Estoy más emocionado de verte a ti que al presidente Obama”, le dice un bloguero neoyorquino. Y otro añade: “Eres una diosa para la gente que disfruta de la moda”. El documental está lleno de momentos íntimos, ya sean grabaciones inéditas del interior de la prestigiosa gala del MET o, imposible no mencionar, la imagen del serio Lagerfeld paseando el cochecito de la nieta de Roitfeld.
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