La historia que Gucci escondió
Durante años, Aldo, hijo del fundador de la marca italiana, ocultó que tenía una familia al margen de la oficial. Ahora su hija Patricia cuenta su secreto en un libro
"Hay mucha historia detrás de un bolso de Gucci”, sentencia Patricia, hija ilegítima de Aldo Gucci, quien fue presidente de la firma italiana de moda durante más de tres décadas (entre 1953 y 1984), un visionario responsable de la expansión de la marca. Hijo del fundador Guccio Gucci, con Aldo la empresa traspasó sus orígenes florentinos y se adentró con fuerza en el mercado del lujo global hasta llevar el made in Italy a Estados Unidos en los años sesenta.
Sin embargo, el éxito empresarial escondía una historia de frustración y un gran secreto. Aldo Gucci se casó con Olwen Price, con quien tuvo tres hijos. Al cumplir 50 años se quedó prendado de una joven de solo 18, de sonrisa amable y unos grandes ojos que lo conquistaron desde el momento en el que se presentó a una entrevista de trabajo para la sede de Gucci en Roma. Se llamaba Bruna Palombo y pronto pasó a ser su secretaria. En pocos meses se enamoraron y Palombo se convirtió en la amante de Aldo Gucci.
De esta relación nació en 1963 Patricia, autora del libro In the Name of Gucci (Hardcover). En él cuenta la historia de la firma y la visión de su padre como empresario. También recuerda cómo se conocieron y enamoraron sus padres, y cómo se enteró, con apenas 9 años, de que su madre era, en realidad, la amante de su padre y que este seguía casado y criando a tres hijos más. “Un día, cuando yo tenía 9 años, mi madre me pidió que me sentara en su cama (...) Me dijo que ella y mi padre estaban enamorados, pero no estaban casados. Él estaba casado con otra mujer, en Roma, y yo tenía tres hermanastros”, recuerda.
Fue un gran shock, porque Patricia pensaba que la ausencia de su padre era consecuencia de su trabajo como presidente de una de las firmas de moda más importantes del momento.
Por aquel entonces, ella vivía en Londres. Mudarse de Roma a Londres fue la solución que Aldo Gucci encontró para no ser perseguido por la justicia. Lo hizo para proteger a su amante y a su hija, a la que visitaba todos los meses y con quien pasaba parte de las vacaciones. En esos años en Italia era ilegal tener hijos fuera del matrimonio. El embarazo de Bruna Palombo en 1962 hizo que se tambalearan los cimientos del emporio, que nunca había vivido un momento mejor. Todo podría haberse desvanecido si se hubiera sabido algo que, por entonces, era un gran escándalo.
Aldo se encargó de la educación de su hija —quien estudió en Suiza, Reino Unido, Estados Unidos e Italia— y también de que ni a ella ni a Palombo les faltara de nada. Con el paso del tiempo, tener hijos fuera del matrimonio dejó de ser ilegal y su existencia pasó a ser un secreto a voces. Además, quiso que su hija llevara su apellido. “Nuestra familia era sólida como una roca”, rememora.
En 1982 fue nombrada embajadora itinerante de la firma en Asia y Estados Unidos, puesto que mantuvo hasta 1987, cuando Gucci fue vendida a la financiera árabe Investcorp. Patricia se convirtió en la primera mujer en ocupar un cargo directivo en firma.
Bruna Palombo estuvo al lado de Aldo Gucci hasta el final. Le apoyó cuando, en 1986, con 81 años, fue condenado a un año en prisión por evasión de impuestos, o cuando, poco tiempo después, se enteró de que tenía un cáncer terminal. Permanecieron juntos hasta que él murió en 1990. Patricia asegura que, en su testamento, Aldo la nombró su “única y universal heredera”, algo que para ella supuso un gran reconocimiento.
Hoy Patricia vive en Suiza con sus tres hijas y su pareja y visita a su madre frecuentemente. Su intención con este libro es contar la verdadera historia de su padre. “Lo he hecho por él, y he tratado de hacerlo de una manera elegante y respetuosa. Nadie podría contar esta historia como lo he hecho yo. Soy su hija”, defiende la autora.
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