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CONVERSACIÓN GLOBAL

Portugal prueba el elixir de la victoria

Gracias al triunfo en París, el país saborea los beneficios de la confianza y el optimismo

Miles de aficionados celebran la victoria de Portugal en la Eurocopa 2016.
Miles de aficionados celebran la victoria de Portugal en la Eurocopa 2016.MARIO CRUZ (EFE)

Ya hemos aprendido que al patrón oro hoy en día se le llama “confianza”. A diferencia del dólar o el euro, de los que alguien puede ir tirando de la maquinita cuando se necesita, la confianza es un valor intangible que surge o se evapora por razones misteriosas. Pese a su volatilidad, date por muerto si tu país ha perdido la confianza de los mercados. Así que al presidente de la República de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, le faltaron minutos para condecorar a los campeones del fútbol, recibirles en palacio y decirles delante de la nación: “Hoy, gracias a ustedes, tenemos más razones para confiar en Portugal”. Esta esquina de Europa acaba de conseguir en París lo imposible gracias a su confianza: ganar a los anfitriones y proclamarse los mejores de Europa. Con los números en la mano, nadie daba un euro por ellos; ni por títulos ni por dinero ni por futbolistas. Los datos, una vez más, se han equivocado. La fuerza de estos parias de la Tierra no era su ranking como futbolistas —excepto uno— era su fe, su confianza en que juntos no eran inferiores a nadie. El triunfo de la selección portuguesa refrenda una tendencia instalada en el país desde diciembre, primero con la llegada al gobierno de António Costa y después con la presidencia de Marcelo Rebelo de Sousa. De diferencias ideológicas profundas, a ambos le une su optimismo, “crónico” y “realista”, respectivamente, según definición del presidente. El optimismo no es una de las características del pueblo portugués, ni la confianza en sus propias posibilidades; pero una vez más, el fútbol, el deporte, ha conseguido transmitir a un país, algo imposible de inocular con cuentas de resultados o promesas electorales. Portugal vive una oleada de confianza y alegría inédita que, con lo reacios que son al cambio, perdurará en el tiempo.

Dicen los entendidos que esta Eurocopa no pasará a la historia (probablemente se refieran a la suya). Se equivocan, Portugal ha cambiado las reglas. Gracias a la confianza de Fernando Santos y los suyos, el fútbol es un deporte que dura 120 minutos y que acaba ganando Portugal. Casi nada.

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